domingo, 28 de febrero de 2016

Hogar dulce hogar




He vuelto abrazar a mi hermano después de varios meses,
he vuelto a recitar el poema que me enseñó mi abuela cuando tenía diez años,
he vuelto a escribir sobre la felicidad.

He vuelto.

He llegado hace un par de horas y la casa ya huele a parrillada y a cerveza,
mamá no deja de gritar que suelte el teléfono y que arregle mi cuarto,
papa ha dicho que por fin estamos completos,
y yo me siento así: entera,
y hace tanto que no ocurría; y ¡qué bonito!

Esmeraldas me absorbe la tristeza de tal manera que a veces pienso que no existe otro gesto que no sea sonreír,
supongo que hay lugares que se convierten en hogar por el simple hecho de albergar personas que te hacen sentir en casa.

No se; estoy y soy feliz, ya está.


3 comentarios: