domingo, 18 de diciembre de 2016

Buena suerte.


Hay sucesos que sin pensarlo,
de repente lo cambian todo.

Hay personas que llegan a tu vida para ponerla de cabeza.

Son microsegundos para que pase,
una mirada,
una sonrisa,
un camino equivocado,
y de repente,
hasta despertar ya no es lo mismo.

Puedo asegurarte,
que desde ese día,
hasta verte en el espejo,
será diferente.

Yo no sospechaba que alguien como tú,
podría llegar a desordenarlo todo,
quién diría que el destino iba a jugar a mi favor aquella noche.

Ni siquiera debí haber estado en ese bar
aquel viernes,
pero como la vida es un tanto graciosa,
y quería darme una lección,
te conocí.

Entre errores,
y risas,
y cerveza,
y música,
acabaste consiguiendo mi número.

Un jueves cualquiera te vi pasar por mi casa,
llevabas café y un poco de prisa;
te veo el sábado dijiste,
y te marchaste.

Eras extraño,
o eso me decía,
todos los días.

Yo ni sospechaba que tu sonrisa
estaba cavando un lugar directo hacia mi corazón,

Es extraño,
como dos piezas tan diferentes
encajan a la perfección.

Solía decir que yo no sabía querer,
no porque nadie antes había querido quedarse,
era porque yo nunca antes había querido que alguien lo haga,
es que eras tú;
maldita sea,
solo tú.

Amuleto de la buena suerte,
empecé a llamarte,
desde que llegaste,
todo parece salir bien,
y si no es así,
pues,
ya no importa,
tú estás aquí.

¿Cómo es que alguien como tú estuvo sola tanto tiempo?
-me preguntaste un domingo-
Te esperaba
-respondí-

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