He dormido todo el día,
no quiero despertar,
no quiero abrir lo ojos,
y ver que al igual que ayer,
hoy,
tampoco estás.
La vida no para de girar,
"es como una rueda moscovita"
me dijiste un día;
entonces yo debo ser
de las que está en los vagones
de abajo,
a punto de estrellarse contra el piso.
Estoy mareada,
el tiempo corre muy deprisa;
qué ganas de pedir que se detenga.
Todo ha cambiado,
tú,
yo,
un nosotros que ya no existe;
ambos lo matamos.
No has sido el primero en irte,
pero si él que más ha dolido,
hoy me encontrado con tu aroma,
he vuelto a llorar.
Respiro,
no me toca más que esperar,
que pronto sea mi turno,
de subir.
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