domingo, 4 de diciembre de 2016

Estoy muriendo porque vuelvas.


Hoy estuve ordenando mis libros,
y me encontré
con el que me regalaste un martes cualquiera,
olvidé que te estaba olvidando.

En medio de tanto desastre,
te encontré,
en cada abrigo,
en cada nota olvidada,
en cada botella de cerveza
sin abrir.

Qué manera de decir que te extraño,
pues sí,
te extraño.

Es muy gracioso,
cada vez que avanzo diez pasos,
siento que retrocedo quince,
mis pies aún buscan tu rastro.

Mi cerebro
ya no se conecta con nada,
mi corazón,
mi piel,
mis dedos,
todo,
absolutamente todo,
terminan regresando a ti.

Te diré
que aunque he tratado,
tu sonrisa sigue sonando en mi cabeza,
tus bromas aún consiguen hacerme reír,
así no seas tú quien me las cuente.

Sé estar sin ti,
o eso creo.

Pero es que te lo llevaste todo,
mi canción favorita,
mi serie predilecta,
mis libros,
mis ganas de querer,
te las llevaste.

Quiero que vuelvas,
pero solo si lo haces para quedarte,
para quedarte en serio.
que a medias,
ya no quiero nada.

Estoy muriendo porque vuelvas,
a ver esa película de la que tanto hablamos,
a que me enseñes a cocinar,
a que manejes por mí,
a que me escuches cantar.

Esa carta que dejaste a medias,
sigue en mi cómoda
esperando a que seas tú quien la termine.

Todos mis escritos
terminan en puntos suspensivos,
no estas tú,
para acabarlos.

Estoy muriendo porque vuelvas,
pero esta vez,
te toca a ti regresar.

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