martes, 13 de noviembre de 2018

Daño colateral.


Nunca me gustaron mis dientes chuecos,
detesto mi sonrisa,
y por eso siempre la cubro cuando río.

No me agrada mi perfil,
y por eso evito las fotos.

No me gusta mi caminar,
me caigo muy a menudo y siempre pierdo algo.

Detesto mi manía de querer llorar por todo,
soy poco prudente,
y a veces,
a veces,
hasta me caigo mal.

Durante mis veintitantos años,
jamás tuve problema con eso,
nunca fui de quedarme en un mismo sitio,
y así mismo con las personas,
eso,
lo hacía todo más fácil.

Pero me ha encantado
el olor a coco,
y a brisa de mar,
el celeste del cielo,
ese
que carga en la mirada.

Y no he querido irme.

Desde ahí,
todo en picada.

Mi falta de experiencia en relaciones,
empezó a cobrar factura.

Tú no te enamoraste de mi soledad,
y qué putada,
porque yo me encariñé con tu compañía.

¿Cómo creer que estarías
cuando hay días
en los que ni yo puedo estar para mí?

Ese día,
con todas tus cosas empacadas,
me tiraste un beso
y susurraste: "Ojalá algún día estés lista"

Y ojalá.

A veces tu relación más tóxica,
eres tú misma.

Pensé que el hecho de que nos quisiéramos,
era suficiente,
obvié que para eso,
hay un amor,
que siempre,
debería ir primero.

Y estoy aprendiendo.

Es decir,
hoy un chico me ha dicho que soy guapa,
y yo le he respondido
que tiene un muy buen gusto.

Bueno,
por algo se tiene que empezar.

Entendí,
que no necesitaba que me quisieras,
cuando yo no supiera hacerlo,
sino que debía aprenderme amar,
por mi cuenta,
cuando ni tú, ni nadie supiera cómo.

Sigo viendo lo mismo en el espejo,
pero he dejado
de fingir que no me importa,
a cambio de eso,
he empezado a sonreír un montón,
y puta madre,
que me veo guapísima.

Eres inteligente,
leal y amable.

Fuerte,
valiente
y tienes un carácter que da miedo

Eres capaz,
de todo.

Repítelo hasta que lo creas.

Porque lo eres.

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