El año ha sido una mierda.
Se fueron personas,
que daba por sentado que estarían siempre;
malas notas,
corazones rotos,
lágrimas silenciosas,
canciones tristes.
Y el libro,
el libro sigue siendo un sueño,
a veces,
cada vez más lejos.
Lunes eternos,
martes sin cerveza,
y no más conciertos en la ducha.
Cuando parece que algo va a ocurrir,
y decir que uno de los 365 días ha valido la pena,
las luces se vuelven apagar,
y todo en silencio de nuevo.
Hoy ha sido otro
"no ha sido mi día"
uno de tantos de este 2018.
Pero he llegado a casa y he usado el marcador rápido,
y a los seis segundos estaba escuchando tu voz,
todo paz,
todo para mejor,
todo,
cuando estás.
Y me he olvidado que ha sido un mal día,
un semestre horrible,
y un año que no ha valido la pena.
Me he olvidado,
porque has dicho que vuelves pronto a casa.
Papá lo hace todo más fácil,
siempre.
Entonces el 2018 se vuelve el mejor año de todos.
Porque él está,
siempre,
y me sigue comprando libros.
La de la sonrisa bonita
-dices-
es que con él a mi lado,
me lo hace tan fácil.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario