jueves, 23 de diciembre de 2021

A la primera.



Una de las cosas más duras que entendí este año;
es darme cuenta lo poco que me quería todo este tiempo.

Me tropecé con esta realidad cuando después de una hora de terapia,
mi psicóloga me preguntó que me gustaba de mi:
y yo atiné a responder una sola cosa,
y ¿de tu físico?
bueno,
ahí lo tenemos más complicado
-respondí con una risa nerviosa-

Hacer frente a mis fantasmas,
abrir heridas,
conversar con mi niña interior,
ha sido demasiado doloroso,
pero necesario para superar poco a poco
todo lo que duele.

Admitir el daño es durísimo,
pero perdonarte por todo aquello,
es más difícil aún.

Escribir se ha vuelto mi terapia,
irme curando de a poco,
encontrarme en mis escritos,
recordarme quién era,
conocerme y enamorarme de mi.

La cuestión va así,
que me he presentado,
me he preparado café,
he dicho de memoria lo que me gusta,
disgusta,
mis sueños,
mis anhelos,
y toditos mis miedos.

He confesado que no quiero volverme a sentir tan chiquitita.

Y que algún día, espero no muy lejano;
 quiero alguien que me ame con todo su ser.

Antes me aterraba confesar aquello,
porque no lo creía posible,
que alguien me quiera así,
tal y como soy.

Que quererme es difícil.

Y he pensado en todo el amor que no me di,
por dárselo a los demás.

He pensado en esos amores de verano que me dejaron pensando:
¿por qué con ella y no conmigo?
que me dejaron sintiendo que siempre me faltó algo más.

Estoy descubriendo en mi:
una mujer increíble,
que debe empezar a tratarse como tal.

Que lo que espero no es nada que no merezca,
alguien que me quiera a la primera,
que no necesite perderme,
ni repartir su amor a otras,
para darse cuenta que si era yo.

Merezco que me quieran a la primera,
siempre.

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