Señorita de copas,
te dije una vez;
irónicamente
solo te he visto con trago en mano.
Es para los nervios,
me dijiste;
entonces tu vida debe estar patas arriba,
al parecer.
No te gusta llamar la atención,
me confesaste un día,
qué extraño,
el piso tiembla
cuando eres tú
la que entra a cualquier lugar.
No sabes coquetear,
pero no lo necesitas,
el guiñar un ojo,
la sonrisa pícara,
el decir que "sí" a todo,
es para aquellas chicas
que no tienen la mitad de la magia,
que desprendes con solo decir
"esta vez no me apetece"
cuando un patán
con aires de galán
piensa que puede hacer contigo,
lo que se le antoje.
Y sueñas,
sueñas un montón;
estás segura que puedes encontrar el amor,
el verdadero,
ese del que todos hablan,
solo si te esfuerzas más,
un poco más.
Quédate quieta morena,
deja de saltar,
de gritar,
y de querer llamar la atención
de quien no te ha mirado a ver,
no la merece,
tú no necesitas eso.
No te das cuenta
que cuando tu cabellera negra danza,
todos se sientas a admirarla,
que hasta las más guapas
se preguntan cómo es que consigues
ese rojo en tus labios.
Que tus lágrimas son más saladas,
porque por ahí cuentan
que se esconde la magia de verdad,
y es por eso que lloras demasiado,
me gustaría que no fuera así.
Y eres muy torpe,
y a veces no entiendo
la humanidad que escondes debajo de ese escote.
Pero te niegas a mostrarla,
estás harta de tanto daño,
y no te culpo.
¿Quieres que te cuente un secreto?
las personas no están listas para tanto hechizo,
lo siento,
pero es así,
guarda esos pasos de baile,
esas canciones de Morat con las que solías viajar
a mundos,
que ni yo,
he podido descubrir.
Deja de mostrar tu magia,
a quien no se lo merece,
la van acabar robando,
porque hasta yo,
me he visto tentada.
Cuídate morena,
que nadie sepa,
que debajo de esa sonrisa,
se esconde
la verdadera receta de la felicidad.