jueves, 23 de diciembre de 2021

A la primera.



Una de las cosas más duras que entendí este año;
es darme cuenta lo poco que me quería todo este tiempo.

Me tropecé con esta realidad cuando después de una hora de terapia,
mi psicóloga me preguntó que me gustaba de mi:
y yo atiné a responder una sola cosa,
y ¿de tu físico?
bueno,
ahí lo tenemos más complicado
-respondí con una risa nerviosa-

Hacer frente a mis fantasmas,
abrir heridas,
conversar con mi niña interior,
ha sido demasiado doloroso,
pero necesario para superar poco a poco
todo lo que duele.

Admitir el daño es durísimo,
pero perdonarte por todo aquello,
es más difícil aún.

Escribir se ha vuelto mi terapia,
irme curando de a poco,
encontrarme en mis escritos,
recordarme quién era,
conocerme y enamorarme de mi.

La cuestión va así,
que me he presentado,
me he preparado café,
he dicho de memoria lo que me gusta,
disgusta,
mis sueños,
mis anhelos,
y toditos mis miedos.

He confesado que no quiero volverme a sentir tan chiquitita.

Y que algún día, espero no muy lejano;
 quiero alguien que me ame con todo su ser.

Antes me aterraba confesar aquello,
porque no lo creía posible,
que alguien me quiera así,
tal y como soy.

Que quererme es difícil.

Y he pensado en todo el amor que no me di,
por dárselo a los demás.

He pensado en esos amores de verano que me dejaron pensando:
¿por qué con ella y no conmigo?
que me dejaron sintiendo que siempre me faltó algo más.

Estoy descubriendo en mi:
una mujer increíble,
que debe empezar a tratarse como tal.

Que lo que espero no es nada que no merezca,
alguien que me quiera a la primera,
que no necesite perderme,
ni repartir su amor a otras,
para darse cuenta que si era yo.

Merezco que me quieran a la primera,
siempre.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Un amor de esos buenos.



Estaba rota,
tan rota,
que cualquiera podía oír crujir mis pedazos en el suelo.

Estaba perdida,
tanto,
había dejado de ser yo,
para transformarme en una persona que nunca logré reconocer.

Viví mucho tiempo en modo automático.

Me alejé de todos,
no podía ni lidiar con mi presencia,
era muy dura,
muy dura conmigo misma,
y en una conversación entre lágrimas mamá agarró mis manos
y mirándome a los ojos me preguntó:
¿Qué ocurre?
-no lo sé-
atiné a responder.

No lo sabía,
un día de octubre de repente todo explotó
y mis piezas volaron por los aires, 
empecé a poner "de parte" como me dijeron,
a "esforzarme más":
citas con la psicóloga una vez por semana,
ejercicios de auto conocimiento,
un millón de podcasts 
libros de salud mental.

Me estaba esforzando.

¿Por qué sentía que no lograba avanzar?

Y entonces como respuesta a todas mis preguntas.

Apareciste tú.

Vale decir que cuando empezó ni siquiera yo supe que algo comenzaba,
tú lo supiste mucho antes que yo,
-como siempre-
y te colaste de a poquito en mi vida,
en una tarde por un café,
en algunos jueves de:
"ven, necesito ayuda con el trabajo,
siempre tienes buenas ideas"
en los sábados de vino y risas;
y pensé sería fácil,
muy fácil,
enamorarme de ti.

Pero yo,
ya no era yo.

No podía obligarte a que te quedaras limpiando un desastre que tú no habías ocasionado.

Entonces corrí,
en dirección opuesta,
ignorando tus llamadas,
llegando tarde a nuestras citas,
en no estar,
siempre con un "pero" en la boca.

Entonces me plantaste cara,
exigiste una explicación,
que la verdad yo no tenía ganas de dar,
pero ese fue el primer día en que lo ví,
en la forma en la que me mirabas.

Me querías.

Y odiaba que lo hicieras porque a mi se me había olvidado cómo hacerlo.

Entonces te lo dije,
te conté con pelos y señales,
cada crisis,
cada temblor en las manos,
la sensación de no pertenecer,
de no saber quién era.

"Tú te estás enamorando de alguien que no existe"
-te dije-

"¿Y si la buscamos juntos?"
-preguntaste-

Y no se por qué pero en ese momento,
lo creí posible.

Que iba a poder reconstruirme.

Entendí que el amor no siempre se da por la cercanía,
lo sentí cuando decidiste darme mi espacio,
cuando me dejaste llorar lutos que no entendías,
pero respetaste y cuidaste porque a mí me dolían.

Tu amor me enseñó a dejar siempre la puerta abierta,
con la certeza de que no vas a necesitar marcharte para entender
que aquí también puede ser tu lugar seguro.

Acallaste las voces en mi cabeza,
les cantaste una canción,
sostuviste mis manos temblorosas y besaste cada uno de mis dedos,
no juzgaste,
ni exigiste nada,
me esperaste,
todo el tiempo que necesité.

No me vendaste,
ni me salvaste,
me sostuviste todo el tiempo mientras lo hacía yo sola.

Estuviste en primera fila aplaudiendo mientras aprendía cómo sanarme.

Entendiste mis heridas,
abrazaste mis miedos,
besaste cada una de mis cicatrices,
y me amaste en todas mis versiones.

En la de cantante,
escritora,
periodista,
artista
y feminista,
en mi faceta de ingeniera,
bilingüe,
y amante al vino.

Y me amaste ahí, 
en aquella noche,
calmándome tras un ataque de ansiedad,
contando hasta veinte,
respiraste conmigo cada uno de los segundos.

Y ahí,
ahí también me amaste.

Me quieres a color,
pero también en blanco y negro.

No entiendo esto tan bonito que me regalaste.

Pero se que tendremos tiempo para descifrarlo.

martes, 14 de diciembre de 2021

Amor no tan amor.



Empezamos siendo unos niños apenas,
no teníamos idea qué era el amor,
pero apostábamos que aquello que nos hacía brincar,
y reír,
y soñar,
era amor,
no podía ser otra cosa.

Con la ingenuidad que caracteriza a alguien de dieciséis años;
nos encontramos:
en la piel,
en la manera de mirarnos,
en la forma en la que nos besamos.

Y crecimos juntos,
y llegué a pensar que solo era yo,
contigo a lado.

Entonces los años pasaron,
y con eso se fue la magia,
y la reemplazó la rutina,
los celos y las inseguridades.

Nos hicimos mucho daño,
en esto de ir y venir,
de durar un par de semanas juntos,
y muchos meses separados,
siempre volvíamos,
y llegué a pensar que aunque era difícil
siempre ibas a ser tú,
porque de alguna forma,
no funcionaba con nadie más.

¿Qué nos pasó?
si nos queríamos,
nos queríamos bien,
pero estirarlo tanto,
insistir,
siempre
hizo que se rompiera.

Y nos costó tanto entenderlo.

Pensé que de alguna forma,
a pesar de todo,
te iba a querer toda la vida,
pero no.

Me hiciste más mal que bien,
quedarnos por costumbre,
por miedo,
por dolor,
me rompió de mil formas,
y era mi deber reconstruirme,
no podía hacerlo contigo a lado.

En los últimos años fui mi peor versión,
y te herí,
y te dañé,
y no puedo perdonarme por eso,
porque te amé,
te amé con todo el alma.

Entonces entendí
que el amor nunca será suficiente.

Que tal vez sí tuvimos un amor increíble,
pero lo destruimos,
y de eso no se vuelve.

Que ni tu,
ni yo,
somos malas personas,
pero juntos nos hacemos mucho daño,
explotamos todo por los aires.

Y yo si quiero sobrevivir.

Que te deseo lo mejor
pero muy,
muy lejos de aquí,
de mi.


domingo, 5 de diciembre de 2021

Cosas que aprendí de mi tristeza.



Mi tristeza y yo,
últimamente no nos llevamos muy bien,
ella incumplió con un pacto que teníamos.

Nos prometimos no interferir en nuestros planes,
no aparecer de improvisto,
y por supuesto no durar más del tiempo establecido.

La muy canalla me jugó una mala pasada.

Pero he aprendido cosas valiosas de ella,
y he querido escribirlas por si un día me olvido.

He aprendido que hay cosas que no podemos controlar,
así queramos,
así pensemos que todo puede bailar a nuestro ritmo,
a veces no.

Es necesario parar,
perdonarte,
aceptar que no puedes con todo.

Nos metieron en la cabeza,
que siempre hay que luchar
y agarrarse con fuerza de aquello que queremos,
pero no siempre es así ,
a veces la batalla se gana,
no peleando.

Ahora se que prefiero paz,
antes de un cúmulo de victorias ganadas.

Entendí también que en esta vida uno debe aprender a levantarse solo,
y eso no es malo,
no es que no tenga amigos que valgan la pena,
o familia que vive y mata por mi,
es que hay simplemente cosas que ellos no entenderían ni porque se las explicara,
solo yo,
solo yo las sé.

Solo yo he memorizado el preciso instante en el que todo se apaga,
y empiezo a llorar,
y pasa el tiempo,
diez minutos,
treinta minutos,
y descubres que han pasado casi dos horas y tu no has podido pararte porque las lágrimas no parecen cesar,
te ves al espejo,
te secas con cuidado,
con miedo de lastimarte,
como si pudieras estar más rota.

Entonces te levantas,
y te preparas algo de comer,
así no tengas hambre,
porque sabes que es lo que debes hacer,
y lees tu libro favorito,
y pones aquella canción que escuchabas en vacaciones cuando eras feliz.

Y te prometes que vas a cuidarte más,
y mejor,
porque aunque no puedas detener la tormenta,
eres la única capaz de encontrar calma después de esta lluvia torrencial.

Se que las cosas van a ir mejor,
lo se,
solo que no tengo idea cuándo.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Hipócrita



Soy de las primeras ¿saben?
de ellas,
de las que hablan del amor propio,
de las que ha izado su crecimiento personal
como bandera en lo más alto de la cima.

Siempre hablo del amor propio,
y lo recito,
y lo digo una y otra vez,
que hay que quererse,
abrazarse,
y amarse con cada partícula de tu ser.

Por Dios, que he escrito todo un libro de eso,
pero lo siento,
hoy me siento como un puto fraude.

Ya varios días en los que he dejado de lado 
el comer bien,
el hacer ejercicios,
el leer,
el de siempre hacer algo que haga saltar a mi corazón,
he dejado de cantar,
de bailar,
he dejado de reír.

Saben ¿qué es lo peor?
que no logro recordar cuando lo hacía,
no logro acordarme de los días buenos,
porque supongo que los tuve.

He visto mi reflejo en el espejo,
y he vuelto a llorar,
porque una vez más me he sentido esa niña de quince,
de frenos y lentes que ansiaba ser bonita.

que deseaba que la quieran,
que la abracen,
que la sostengan.

Me he sentido una hipócrita,
al decir que uno debe amarse,
tanto
tanto
que no necesite que lo haga alguien más.

Pero es que estos días me sobrepasan.

Y después de haber llorado tanto,
de haberme despreciado tanto,
de nuevo,
de sentir que las piernas no logran sostenerme,
me he acostado en el suelo,
pensando que a veces solo queda subir,
de a poquito.

y que esos días en los que soy un desastre
también están permitidos
si se puede ¿verdad?

no quererse todos los días,
querer rendirse por un lapso de 24 horas,
y al día siguiente mirarse al espejo y decir:
"qué guapa estás hoy"

se puede ¿verdad?
¿rendirse?

martes, 16 de noviembre de 2021

Y vuelves a respirar.



Siempre he dicho que no sirvo para escribir de cosas felices,
que estoy muy ocupada viviéndolas,
ahora me resultan tan fugaces,
que trato de sentir cada momento,
fotografiar cada paisaje,
para recordarme siempre,
a qué huele la felicidad.

Ha sido un año duro,
empecé a sufrir de insomnio,
a consumir más pastillas para apalear el dolor de cabeza,
manos temblando,
crisis de ansiedad,
cosas que pensé que les pasaba al resto,
nunca a mi.

Entonces me retiré de los excesos,
de las altas velocidades,
de lo que ocasiona que sientas que tu corazón está a punto de salirse por tu boca,
y empecé apostar por lo seguro,
a medirme con mis sentimientos,
a huir de todo aquello que no pudiera controlar.

Entonces todo parecía estar mejor,
parecía.

Hasta que tomé aquel vuelo un miércoles cualquiera,
y empecé a ver todo diferente,
y el cielo cambio de tonalidad,
y se vistió de rojo,
y empezó a sonar mi canción favorita en la radio,
y empecé a cantar,
otra vez,
en la sala,
en la cocina.

Y volví a respirar,
y entendí que llevaba mucho tiempo conteniendo la respiración
y dejé entrar el aire a mis pulmones,
y empecé a llorar de la risa.

Entendí que sentir nunca ha sido un problema
que nunca está de más,
sentir,
con cada parte de tu ser.

Entendí que siempre está bien parar,
descansar,
admirar lo que uno tiene en frente,
sentir calientito el corazón,
explotar de alegría,
rodearte de las personas que más amas en este mundo. 

A la mierda los escudos,
el auto control.

Se que a mis veinticinco me falta un mundo y medio por recorrer,
pero si algo he aprendido,
es que uno debe vivir intensamente,
todos los días,
tomar un buen vino un lunes cualquiera,
gastarse sus ahorros en el viaje que siempre quiso,
y reírse,
y respirar,
y sentir que es la persona más afortunada del mundo
por todo el amor que le rodea.

Mi tía en el aeropuerto me susurró:
"no dejes nunca de cantar"
y entonces fui mas consciente de todo,
porque llevaba meses sin hacerlo.

Desde mi regreso en la sala siempre suena música,
y siempre es Maroon5
tocando: "she will be loved"
una,
y otra,
y otra vez.

Hay personas que no tienen ni idea,
pero te salvan,
una,
y otra,
y otra vez.

miércoles, 20 de octubre de 2021

Conversando con mi tristeza.



Han sido días largos,
negros, 
de niña siempre creí que la tristeza era algo ruidoso,
que entraba en cualquier cuarto  y era imposible quitarle los ojos encima,
que llamaba tanto la atención que era evidente que estaba ahí,
acorralándote,
durmiendo contigo.

Entonces llegó,
un día,
entró por la ventana como un susurro,
como si fuera polvo que escapa de un viento suavecito,
y empezó a colgarse,
como una molestia pequeñita,
nunca le hice caso,
siempre se disfrazaba de "estrés"
"inconformismo",
luego cuando fue mas evidente
lo quise hablar con alguien
y respondió:
"deberías ser más agradecida,
lo tienes todo"
"esfuérzate más"
como si levantarme todos los días no significara un verdadero triunfo
cuando ella aparece.

Y pesa todo,
y empiezas a inventar excusas,
no te apetece estar con nadie,
se te hace imposible mantener relaciones de cualquier tipo
porque todo parece muy complicado,
si no puedes contigo.

Entonces comes,
un montón,
o no lo haces,
y te la pasas ocupada,
con muchas tareas,
sin poder ni siquiera respirar,
o no puedes salir de la cama,
y duermes,
todo el tiempo,
o no lo haces.

Porque así es ella,
le gusta los extremos,
jugar con fuego,
pararse en el barandal de los precipicios,
y a veces me sonríe porque estos días me lleva ventaja y yo no tengo ganas de discutir con ella.

Se que las cosas no se arreglarán hoy,
estoy segura que tampoco mañana,
tal vez las cosas nunca se reparen del todo,
pero en serio quiero creer que la vida tiene formas extrañas de funcionar 
y espero,
que más temprano que tarde,
encuentre algo que vuelva a encender mi corazón,
que lo haga sentir calientito,
de nuevo.

Dentro de unos años,
estaré viendo el atardecer más precioso de todos los tiempos,
con una copa de vino en mano,
estaré sosteniendo un best seller mío,
y pensaré: "y me lo pude haber perdido"
y no quiero perdérmelo.

Y espero que tú tampoco,
no te lo pierdas.

domingo, 10 de octubre de 2021

Corazón roto.


 
Llevas años cuidándolo, construyes un muro,
lo mimas, lo proteges, huyes de todo aquel que pudiera hacerle daño.

Te vuelves selectiva, observadora; y después de tanto tiempo,
todo esto no te ha servido para un carajo.

Porque ocurre.

Te rompen el corazón.

Un chico de 1.80, cabello castaño, mirada oscura,  y de pocas metas en la vida,
pero con una sonrisa que parece tener mil amaneceres.

Y lo maneja a su antojo, y lo parte en cientos de pedazos, te hace creer que nunca podrás reconstruirlo,
porque sabes ¿qué es lo peor de un corazón roto? que por un largo tiempo,
crees que te va a doler toda la vida,
y te pesa,
todo,
y te duele,
el corazón,
y al tomar aire sientes que no volverás a ser la misma,
y no,
te juro que no.

Que te repones,
que vuelves a sonreír,
a cantar tu canción favorita,
a bailar,
y a creer en las personas.

Ya ha pasado mucho tiempo de ese dolor,
y cuando lo recuerdo,
se me eriza la piel,
me he prometido jamás volver a pasar por lo mismo.

Y me he encerrado,
de nuevo,
como siempre.

A veces me pregunto si volveré a sonreírle a alguien,
y si esa persona va a querer reírse conmigo.



lunes, 4 de octubre de 2021

Asignatura pendiente.



He cumplido metas,
sueños;
de los que hablábamos con veinte años,
he conocido 9 países,
hablo tres idiomas,
tengo el trabajo que siempre deseé,
he vuelto a escribir,
y estoy segura que no volveré a dejar de hacerlo.

Voy por la segunda maestría,
adopté dos perros,
un departamento en el centro de la ciudad,
una vida buena,
dirías tú.

He conseguido tanto,
y pensaría que no me falta nada,
pero tú y yo sabemos que eso no es cierto.

Porque aunque ya no me asalte en las noches el miedo
a no conseguir todo lo que quiero,
que aunque ya no me duela la cabeza por la frustración de llegar con las justas a fin de mes,
a pesar de que a estar alturas todos me ven como el sinónimo de éxito,
al despertar en la madrugada todavía me cuesta acostumbrarme
a tu lado vacío en la cama.

Ahora tomo vino importado,
y no tienes idea de lo que extraño nuestros viernes de cerveza y risas.
me costó muchos errores entender que siempre es mejor una casa pequeña sin luz.
en la que estás tú,
a lugares lujosos y carros extravagantes que son un continuo recordatorio
de lo absurdo que fue haber escogido una vida en la que no ibas a estar para acompañarme.

Ojalá supieras cómo volver,
ojalá quisieras,
volver.

No importa cuánto tiempo pase,
siempre serás el amor que tuve,
aquí en mis manos,
abrazado a mi cintura,
el cual no cuidé suficiente,
y se marchó.


jueves, 23 de septiembre de 2021

Carta a la mujer de hoy.

 


Ale,
mira se que estas abrumada,
que sientes que la vida te está quedando grande,
piensas que me has fallado,
acumulas tus días en cosas que solías jurarme que nunca serían importantes,
dices que llevas una vida que no deseabas tener,
duermes poco porque el miedo a fracasar te visita en las noches,
sueñas con volver a casa,
y recuperarme,
recuperarte.
 
Ale,
esta parte del poema es lo que todos llaman: crecer,
dices que te has perdido un poco por el deseo enfermizo de querer pertenecer,
pero yo te veo,
y me sigo viendo,
un poco más guapa eso sí,
sigues acumulando libros que no lees,
sigues cantando a todo pulmón,
y cuando disfrutas de algo cierras los ojos, y se te eriza la piel,
te ríes, un montón,
y haces reír a los demás,
y no tienes vergüenza de nada,
dices las cosas como son
no temes a las consecuencias,
eres más,
mucho más de lo que pensé que llegarías a ser.

Las letras te siguen salvando,
como siempre lo han hecho,
y no deberías estar preocupada pequeña,
sigues amando todo lo que algún día dijimos que nunca soltaríamos,
porque se convirtieron en nuestros salvavidas.
 
Mira,
se que solíamos hablar y me decías que a estas alturas serías exitosa,
estuvieras escribiendo,
cambiando vidas,
viviendo en ese país que tanto anhelas,
tuvieras el pasaporte lleno de tantos sellos,
estarías completamente enamorada de alguien,
dueña de dos perros,
y un librero enorme con 150 poemarios.
 
Se que piensas que estás perdida,
y que no has alcanzado nada de lo que algún día hablamos.
 
Pero has conseguido más de lo que habíamos planeado,
sanaste heridas,
soltaste el pasado,
renunciaste a la idea de querer ser guapa,
te enamoraste de tu soledad,
volaste y te curaste tu misma las alas cuando estrellaste.
 
Creciste Ale,
pero lo has hecho increíble.
 
¿Sabes lo interesante de todo esto?
es que te queda más,
mucho más,
tienes tiempo,
no creas que no,
deja de ver el viaje de los demás,
y empieza a disfrutar del tuyo.
 
Canta Ale,
no dejes jamás de hacerlo,
y escribe,
escribe,
aunque no lo creas,
estás cambiando a personas cuando lo haces,
y eso es lo que más me hace sonreír cuando te observo frente al computador.
 
Nunca sueltes a los poemas Ale,
jamás,
aunque te digan que no lo haces bien,
que esto no te llevará a ningún lado,
que por algo tienes una carrera,
un trabajo,
aunque llegue un momento en el que solo lo hagas para ti,
porque te curaste,
te sanaste
porque decidiste escuchar a los versos que un día te susurraron al oído,
ahora te gritan por si vas distraída.


 
 

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Carta a mi niña de ayer.



Hoy,
mientras me alistaba para ir al trabajo,
he visto mi reflejo en el espejo,
no me he reconocido,
he sido yo,
haciéndome mayor.

Me ha provocado un poco de ansiedad pensar
que no me reconozco,
que he dejado atrás la niña que fui algún día.

Deudas,
trabajo,
si hacer o no la maestría,
declaración de impuestos,
cosas de adultos.

Hoy me he sentido desequilibrada,
como si estuviera caminando en un hilo,
a cinco metros de altura,
haciendo malabares,
me he enojado con la Ale de doce que deseaba ser adulta.

Me han preguntado ¿cómo me veía dentro de cinco años?
y no he sabido qué responder,
porque estoy luchando con todas mis fuerzas por llegar a diciembre un poco cuerda.

Quiero bajarme un ratito,
este mundo va muy deprisa
y yo me quedé en ese verano del 2014 donde di mi primer beso.

Necesito un descanso,
respirar profundo,
sentir que estoy en el camino correcto,
siento que estos años estoy en un viaje sin fin en donde alguien vendó mis ojos,
y ahora manejo a tientas,
con miedo de estrellarme todas las veces.

Quiero dejar de sentir que estoy improvisando,
que me equivoco más veces de las que logro acertar,
quiero sentir que estoy haciendo las cosas bien,
porque últimamente he olvidado cómo se siente ganar,
y extraño eso.

Necesito respuestas,
sentir que algo queda de la niña de ayer,
aquella que se reía por todo,
que leía un libro cada semana,
que soñaba con amor,
y creía en las personas.

Necesito saber que esa niña,
aún está conmigo.

jueves, 16 de septiembre de 2021

Odio=amor.



He pensado en mi vida amorosa,
bueno,
en la falta de esta.

En todas las citas que cancelé,
en todos los mensajes que nunca abrí,
en estos tres años de tener a la soledad
como mi acompañante infaltable.

He pensado en todos los "peros"
que me han impedido seguir adelante
desde aquel agosto en el que nos dijimos adiós.

Me he sentido chiquitita,
otra vez.

Y me ha dado miedo,
de que no vuelva a pasar,
que los poetas,
escritores y demás,
tengan razón,
y que en la vida solo se coincide una vez,
y que yo,
ya lo había hecho.

No sé.

Y pienso y pienso,
e imagino que te digo más "te quieros"
que sostuve más veces tu mano,
que escuchamos más canciones,
que nos quisimos más.

Que aunque lo nuestro tenga fecha de caducidad,
lo hicimos mejor,
que en ese lapso nos sobró amor para lo que queda de esta vida,
y de todas las que vendrán.

Me he planteado la idea de olvidarte ¿sabes?
de hacerlo de verdad
de ligarme a un extraño en algún bar y confundirlo con el amor de mi vida,
de que alguien más me rompa,
para olvidar que fuiste tú el que me dejó hecha añicos.

Me he preguntado si se puede
si  en realidad uno puede enamorarse de alguien más,
amando a otro.

Te tengo a ti como bandera,
como símbolo patrio,
como esas cosas que guardas así no estén,
en un cajón,
a oscuras,
dejando que se llene de polvo,
para darte cuenta que a pesar de los años,
lo de adentro,
sigue completamente intacto.

Sabes ¿qué es lo peor de todo esto?
te apuesto tres cervezas esta noche que tú estas sintiendo lo mismo,
que no me importa si has batido récord de las chicas a las que llevas a la cama
desde que no estoy para hacerte compañía.

Puedes llamarlo ingenuidad,
insensatez,
o que simplemente soy una tonta por aún pensar que tú y yo estaremos juntos toda la vida,
así nuestros caminos nunca vuelvan a juntarse.

No vamos a coincidir,
lo rompimos,
lo estiramos tanto,
que un día,
así sin querer,
se rompió para nunca más enmendarse.

Y nos odiamos,
porque lo único sensato que alguien puede hacer después de amarse de la manera en la que lo hicimos,
es odiándose con todas sus fuerzas.

Espero un día no lo hagas más.

Y te deseo,
te deseo la casa de ensueño,
la esposa profesional, abnegada, la madre ejemplar,
te deseo tres perros y dos gatos,
hijos,
viajes,
y una vida plena,
y que cada inicio de año te preguntes ¿qué carajo estaré haciendo yo en esos momentos?

He aceptado y encarado mi soledad,
mientras he escrito esto
me he dado cuenta que si no es contigo,
no podrá ser nunca con nadie más,
y hago esta certeza con ningún atisbo de dolor,
hay cosas que uno debe aceptar en silencio y con la cabeza agachada.

A diferencia de ti,
he decidido no engañarme más.

No pienso dormir con alguien,
y que al cerrar los ojos,
imagine por unos minutos que eres tú,
el que está a mi lado,
como estoy segura que tú,
lo estás haciendo ahora.

domingo, 22 de agosto de 2021

De esos domingos.



Hoy han sido de esos domingos,
en los que me he levantado sola en la cama,
y he buscado incansablemente unos pies que calienten mis dedos fríos.

He salido a trotar, he respirado aire puro;
y he visto una pareja reír mientras caminaban de la mano,
como si tuvieran un secreto que solo ellos conocen.

Y me ha dado nostalgia.

Y he extrañado eso,
los besos en la frente,
las conversaciones interminables,
las sonrisas coquetas,
el que alguien estuviera loco por mi,
y yo loca por él.

He olvidado como se siente aquello,
y me ha dado nostalgia.

He preparado una taza de café,
he subido a la terraza,
y he visto la vida pasar,
y he echado de menos ver atardeceres con alguien.

He extrañado los planes,
los viajes improvisados,
que alguien manejara y que yo pusiera canciones todo el trayecto,
he extrañado los besos en los semáforos,
las salidas improvisadas,
el siempre poder contar con alguien,
que yo bailara y que él no pudiera evitar reírse y pensar:
"cómo es que he tenido tanta, tantísima suerte"

He pensado en la posibilidad de que esa idea fantasiosa que tengo del amor,
simplemente ya no existe,
que me tendré que conformar con canciones pasajeras,
con tardes de domingos,
con copas de vino en bares un viernes noche,
y nada más.

Entonces,
he desbaratado mis libros y ha salido aquella carta que un día alguien escribió para mi;
para recordarme que alguien,
en algún momento estuvo loco por mi,
ha sido la forma de decirme:
"tranquila pequeña saltamontes,
paso a paso;
lo increíble,
lo realmente increíble;
siempre,
siempre,
tarda en llegar."

Pero ojalá,
ya esté llegando.

De esos domingos.

martes, 10 de agosto de 2021

El último.

 


Este es el último escrito que te hago,
creo que ya nadie me cree,
porque lo he dicho ya muchas veces.
pero esta vez creo que va en serio.

Creí que te iba a querer siempre ¿sabes?
no esperar a que vuelvas,
sabía que no me dolerías toda la vida,
pero imaginé que te iba a querer siempre.
 
Y no.
 
Un día desperté y de repente no eras más que un desconocido,
es extraño,
porque ha pasado más de dos años,
y aún así no te habías ido,
no por completo,
pero sí,
esta vez sí.
 
Ya no te quiero,
ni estoy llena de tantos “quizás” u “ojalás” que hace meses seguía pronunciado.
 
Ya no serás mi deseo de cumpleaños,
estoy segura.
 
Y entonces empecé a recordar todos tus defectos,
todas las razones por las que nos dejamos ir,
razones que había olvidado por completo,
porque el pasado tiene ese truco,
todo es bonito,
perfecto,
nostálgico,
porque ya no está,
y solo quieres imaginar que un día vuelve como si nunca se hubiera ido.
 
Ya no soy una tonta.
 
Se que la vida pasa factura,
que nosotros nos movemos siempre,
y avanzamos todo el tiempo,
ahora ya no creo en cuentos,
en historias fantasiosas.
 
Se que no vas a volver,
esa certeza me pegó una tarde de noviembre
y cuando supe,
me quedé sin aire,
me dolió;
pensaba que un día cualquiera tocarías mi puerta,
y empezaríamos de cero.

Así que me conformé con esa idea,
de quererte aunque ya no estés.

Pero el tiempo pasó y me descubrí ideando otras historias de amor,
pensar en otro número de teléfono cuando sentí que el mundo se me caía,
y en todas las fechas importantes dejaste de hacer falta,
y hace unos días esa realidad azotó todos nuestros recuerdos.

Y nos volví a ver en la playa,
en el carro escuchando mi canción favorita,
nos vi en los domingos de pelis y cervezas,
y de repente no había señal de ilusión,
de anhelo,
de esperar a que vuelvas.

Ya no te quería.

Entonces entendí,
que así mismo como las personas llegan sin avisar,
en una noche de verano ,
borrachos en la playa,
así mismo se van,
en silencio.

viernes, 23 de julio de 2021

Aunque no sea conmigo.



Una infancia difícil,
relaciones rotas y efímeras,
trabajo desgastante,
una vida complicada.

Te conocí con ciento un heridas,
en una noche de esas en las que piensas que has encontrado el amor de tu vida,
y a veces pienso que yo sí lo encontré ese día,
y el problema es que tú no.

Iniciamos esta aventura,
sin ninguna expectativa,
con la idea que tal vez podamos sanar juntos,
a mi también me habían herido y pensé: ¿por qué no?

Sabía que tú no me ofrecías un cuento de hadas,
y al principio no era eso lo que quería,
pero tu risa,
tu manera de solucionarme todos mis problemas,
de estar,
de siempre estar.

Entonces te instalaste un viernes, 
mudaste tu canción favorita,
tu guitarra,
tus películas predilectas,
y tu manera tan rara de quererme;
entonces pensé que era probable,
que de mi te enamorarás.
ahora sé que no.

Después de pelearme con mi cabeza,
de querer respuestas,
de creerte un cabrón,
llegué a la conclusión que la culpa no ha sido tuya,
ni mía.
no me prometiste estrellas,
ni viajes a Nueva York,
ni un futuro juntos,
solo un día asumí que era posible,
que tú y yo éramos posibles.

Y yo me enamoré,
obviando todas las señales de: “peligro, no pasar”,
me enamoré de la manera en la que sostenías mi mano,
de sentir que siempre podría contar contigo.

Se que me quieres,
pero también estoy segura que no lo haces de la forma
en la que merezco,
de la manera en la que yo te quiero.

Te quiero,
y te quiero tanto
que en serio espero que llegue alguien que haga despertar en ti
todo lo que yo no pude,
deseo que llegue alguien por el que estés dispuesto a derrumbar cada uno de tus muros,
ojalá ella pueda vendarte,
sanar y besar cada cicatriz.

Que haga todo lo que yo quise y tú no me dejaste,
porque para ti no soy yo,
aunque en este momento yo sienta que para mi,
siempre serás tú.

Ojalá quieras a alguien tanto tanto,
como hoy,
yo te estoy queriendo.

sábado, 17 de julio de 2021

A ellas.



Hoy quise escribir sobre ellas,
esas amigas que te salvan,
que se acuestan contigo y contemplan el cielo
mientras todo parece desmoronarse.

Y sostienen tu mano,
y te acurrucas en sus hombros,
y todo,
todo,
parece doler un poco menos.

Hoy quise escribir sobre ellas,
y me di cuenta lo poco que hablan de historias como la mía
y la de mis chicas incondicionales,
todos hablan de ese amor que logra cosas imposibles,
películas con finales felices,
donde un beso parece solucionarlo todo.

Pero nadie escribe sobre esa amiga que te salva de hacer alguna estupidez a las tres de la mañana,
de aquellas que viajan cuatro horas para ver alzar tu diploma de graduación,
las que te cuidan enferma,
las que escuchan tus dramas en el trabajo y se esconden de sus jefes en el baño para reírse de tonterías,
de esas que reparan tu corazón roto una y otra vez.

Hace tres años,
una amiga me rompió el corazón,
cuando después de doce años,
ella decidió alejarse sin más.

Entendí que nunca hay que dar nada por sentado,
las amistades no funcionan así,
hay que alimentarlas,
llevarlas por una cerveza,
y siempre dar las gracias.

Nadie tiene ninguna obligación con nosotros,
y aún así hay personas que te lo dan todo,
y más.

Hoy quise escribir sobre ellas,
las que se pelearon con mis demonios,
y me enseñaron a creer un poco más en mí,
las que celebraron cada uno de mis triunfos como propios.

Las que entienden mi lenguaje del amor,
un poco atrofiado,
vale recalcar.

Se que no siempre lo he hecho bien,
pero ustedes han sido maravillosas,
prometo estar ahí siempre,
a una llamada,
a un mensaje,
a un taxi de distancia.

Y gracias,
por todo,
mis chicas incondicionales.

martes, 29 de junio de 2021

Después de ti.



Pasé mucho tiempo estancada en tu recuerdo,
sacándolo a bailar de vez en cuando,
invitándolo a una cerveza.

Me costó tanto dejarlo ir,
dejarte ir.

Eras todo lo que alguna vez conocí del amor,
del primer amor,
del que hace bien,
del que te abraza
 y pone tu canción favorita.

Pero cuando lo hice,
cuando por fin te dejé volar,
entendí que el amor siempre es algo más,
ahora entiendo por qué te fuiste,
y por qué ahora no quiero que regreses.

Fuiste ese amor con fecha de caducidad,
el que me enseñó tantas cosas,
y una de ellas a cómo decirte adiós,
a cómo levantarme cada día con el alma hecha añicos,
a cómo reconstruirme paso a paso.

Siempre pensé que el amor era infinito,
pero no siempre es así,
ahora sé que puedo enamorarme mil veces
y eso no significa que no te amé con todo mi ser.

Pero se que después de ti,
hay más,
mucho más.

Está el amor que se queda,
que no se va,
que vuela contigo y te cose las alas cuando lo necesitas.

Está el amor que prepara la cena,
y saca los perros a pasear,
el amor de hogar,
y fogata,
y  convivencia.

Está el amor de viernes,
de cama,
ron,
y labial rojo,
de conversaciones en la madrugada.

Está el amor que no pudo ser,
pero no por eso deja de ser amor.

Ahora me da menos miedo esa palabra
"amor"
¿recuerdas como solía esquivarla?
mis lágrimas al decirte por primera vez
lo que sentía.

Ahora la adoro,
la repito un montón,
ahora quiero llenarme de todo el amor posible,
de todos los que pueda.

Después de ti,
hay más,
muchísimo más.

martes, 15 de junio de 2021

Hoy oré.



 Hoy oré,
pareció tan natural, 
como si nunca lo hubiera dejado de hacer.

Oré como cuando tenía diez años,
de rodillas y con el corazón en la mano.

El sábado me enojé mucho
mucho con Dios,
le hice un poema del que mamá estaría horrorizada.

Le dije de todo,
tenía mucha rabia,
y mi cabeza era un nido,
e hice lo de siempre,
escribir.

Le escribí,
le exigía respuestas,
y lloré,
mucho,
de miedo,
de enojo, 
lo maldije,
una y otra vez.

Hoy se que me perdona.

No soy buena escribiendo,
y mucho menos de esto.

Mi relación con Dios ha sufrido algunos destrozos,
ha tenido buenos momentos,
y otros no tanto.

Se quebró hace algunos años,
y a veces me esfuerzo tanto por recomponerla,
por recomponerme.

A veces tengo esa sensación de alejarme por completo,
de no buscarlo más,
de desechar mi Biblia,
de buscar respuestas en otro lado.

Pero siempre vuelvo a Él,
de alguna u otra forma,
se me hace imposible no pensar en Él
en cualquier momento del día.

Cuando hay luna llena,
cuando llueve,
cuando hace sol,
cuando hay un arcoíris apareciendo entre las montañas.

Pienso en Él.

Mi cabeza sigue dando vueltas,
pero ha sido Él,
el que me ha puesto en camino,
como siempre,
con una serie que nunca pretendí ver,
y me empezó hablar de su palabra,
cuando al poner música en modo aleatorio,
me sorprendí adorándolo.

Después de cuatro días de llorar sin parar,
he encontrado paz,
alivio en el corazón,
he orado,
y he pedido una y otra vez lo que quería que Él me regalara
más que nada en el mundo.

Al final,
antes de ponerme en pie le susurré:
"que se haga tu voluntad,
pero por favor,
por favor,
ayúdame aceptarla"

Y creo que Él,
me sonrió;
un poquito.



lunes, 14 de junio de 2021

Tú y yo



Empezaré diciendo que tú y yo,
siempre seremos una historia mal contada,
un cuento cortito,
con un final no tan feliz.

Tú y yo fuimos muchas cosas,
fogata en invierno,
sombrita de verano,
domingo en el sofá.

También fuimos ruido y silencio,
canción favorita a las cuatro de la tarde,
fuimos hora pico,
y también semáforo en verde.

Fuimos tanto,
que acabamos siendo nada.

Ahora pienso que ese fue nuestro error:
querer enjaular,
encasillar,
darle nombre a algo tan pero tan grande,
que tuvo que huir para ser libre.

A veces lo sigo visitando ¿sabes?
a eso que tuvimos,
lo saludo,
lo invito a tomar un vino y me río con él,
a veces dice que nos extraña,
otras,
no tanto,
que esta mejor sin nosotros.

Tú y yo fuimos un secreto tan pero tan bonito,
que a veces me gustaría contárselo a alguien,
pero me aterra que eso,
lo lleve a perder su magia.

No sé si te he idealizado,
si en realidad juntos,
no éramos tan maravillosos,
pero el pasado suele tener ese truco.

Me quiero seguir quedando ahí,
pensar que fuimos perfectos,
que seremos inmortales en esa risa
que me diste aquel verano de hace tres años.

Dejé de pintarte en mi futuro,
de pensar que algún día,
la vida me sorprende y nos tropezamos un martes cualquiera
para iniciar en donde nos quedamos.

Dejé de pensarlo porque simplemente dejé de conocerte,
porque ya no recordaba tu color favorito,
la canción que te hacía cantar a todo pulmón,
olvidé tu fecha de cumpleaños,
y a qué le tenías miedo.

Y entonces el amor,
empezó a tener otros ojos,
otras manías,
y otra manera de hacerme reír.

Pero hay momentos,
días,
fugaces,
en los que cierro los ojos
y juro que puedo escucharte,
tarareando la misma canción siempre.

Ahora entiendo,
que pueden haber millones de tú y yo,
pero nadie como tú,
ni como yo.