domingo, 30 de diciembre de 2018

Por si no te lo he dicho.


Me encanta la forma en la que frunces el ceño mientras manejas,
cuando te enfureces porque corrijo tu forma de hablar,
tu manera escandalosa de reír,
y lo que ocasionas al mirar.

Por si no te lo he dicho,
una de las cosas que más me gustaron de ti,
era tu amor y alma que le ponías a cada cosa que hacías.

Eras un eterno enamorado.

Por si no te lo he dicho,
ese viernes;
quise decirte que te quedaras un rato más,
el jueves,
que tú nunca,
ibas a quererme ni la mitad de lo que yo te quería.

Por si no te lo he dicho,
te he necesitado como una loca estos tres meses,
que tengo en la repisa un libro que siempre he querido regalarte,
está ahí;
por si vuelves.

Por si no te lo he dicho,
tu nuevo corte,
está horrible,
deberías dejar de fumar,
y de decir tantas groserías.

Por si no te lo he dicho,
espero tu futuro esté lleno de estrellas,
nos encontremos en el Times Square
con todos nuestros planes realizados,
como una vez lo soñamos.

Por si no te lo he dicho,
te quiero feliz.

Siempre detesté que llegaras en el día exacto,
en que ya empezaba a olvidarte,
aún tengo la estúpida idea que podamos funcionar,
ojalá.

Por si no te lo he dicho,
odio,
realmente odio tus canciones favoritas,
y tu forma de cantar es espantosa.

Por si no te lo he dicho,
ya entendí,
todo.

Te deseo un año excelente,
el mío va a ser precioso,
estoy segura de ello,
ya no importa si tú estás,
pero sería bueno que así fuera.

Por si no te lo he dicho,
te quiero,
aún.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Una segunda parte.


Porque él no solo me dedicó la luna,
me la bajó y la envolvió en papel de regalo.

Estar tan acostumbrada a los finales,
a los "amores" a medias,
a los "eres demasiado para mí"
y por eso te dejo libre;
hizo que tarde o temprano
a mi me diera terror que tú también corrieras atrás de otra risa.

Yo sé que fui yo quien le puso fin al cuento,
que no regreso ni a mirar cuando se despidió.

Sé que fui yo
la que decidió rendirse,
la que se agotó,
la que no podía creer que alguien sí que la podía querer bien.

Fui yo,
no voy a culpar a nadie más.

A esta historia le falta una segunda parte,
con otros personajes,
con otras escenas,
con otras líneas,
y otra canción de fondo.

Con otro final,
aunque digan que nunca sale bien.

No me interesa,
nosotros le damos otro giro,
y le demostramos al mundo
que una segunda oportunidad
a veces sí que funciona.

Es que ¿quién va a mirarme como tú lo haces?
¿quién va a quererme mejor?
y si hay alguien,
si en este mundo hay alguien que me quiera más que tú,
ni me interesa.

Que si afuera existe una historia más bonita,
yo no quiero ni saberlo.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Ojalá, un día.


Tal vez un día pueda verte
sin sentir que algo se ha roto aquí dentro.

¿Te hice daño?
nunca supe si tuve el poder para lograrlo,
a mí,
tú,
me partiste en dos.

¿Y si hoy fingimos que todo está bien?
que comenzaremos un año juntos,
porque no hay forma correcta de empezar nada,
sino es de tu lado.

Y si hacemos creer que esa despedida absurda,
fue una forma de iniciar una nueva historia,
que empezara con el: "vivieron felices para siempre".

Aunque sea demasiado tarde,
quiero otro día,
te quiero un día más.

Hay un poema que aún quiero que leas,
una canción que fue basada en nuestra historia,
aún yo,
espero tú también.

Ojalá.

Ojalá, y un día nos tomemos todas las cervezas pendientes,
veamos todas las lunas que prometimos ver,
ojalá podamos escribir esa historia
que tanto nos costó crear.

Ojalá, un día,
sí.

lunes, 17 de diciembre de 2018

2018


He repetido un millón de veces que este,
no ha sido mi año,
tanto así,
que me lo he creído.

Y todos estos días han sido de bajada,
creí que era imposible,
pero así estamos.

Y he olvidado,
me he olvidado de la playa,
y la brisa,
de las conversaciones con mamá,
y del vino con papá.

Me he olvidado,
de esos viernes de cerveza,
de aquel bar cerca de casa,
en donde al entrar
sonaba a todo volumen "Belerofón" de Taburete,
Renata y yo
no pudimos aguantar la emoción
y cantábamos a viva voz como si de un concierto se tratara.

Porque sí que se está a gusto aquí en tu sofá.

Y ni hablar de la luna,
este año
me ha hablado tantas veces,
todas,
para decirme que irá mejor,
que tengo que estar mejor.

Gabriela se ha empeñado en que aprenda a subir montañas,
ella tenía una estrategia interesante de enseñarme en qué consiste la vida,
cuesta arriba,
pero la vista es asombrosa,
de repente,
todo vale la pena,
hay paisajes que ni la mejor fotografía,
es capaz de retratar.

Pero las archivo en la cajita más segura de mis recuerdos.

Conocí a uno de mis escritores favoritos,
Alborán me cantó "Tu refugio" a tres metros de distancia,
escuché mi canción favorita en vivo,
y le creí cuando entonó
"And she will be loved"
y entonces me convertí en la niña de la sonrisa rota,
más bonita de todo el estadio.

Me enamoré,
me olvidé,
escribí cartas sin destinatario,
recordé que es imposible mentirme a mi misma,
que hay personas que quedan tan adentro,
tan tatuadas en la piel,
que una mentira mal elaborada,
no consigue borrarlas del todo.

Y que para dejarlas ir,
hay que admitir que aún las echamos de menos,
que aún escuecen,
que aún lastiman.

Aprendí que no hay excusas,
que cuando te quieren,
se puede,
lo demás es pura cobardía.

Entendí que es difícil
admitir que la persona a la que has querido tanto,
perdonado tanto,
y has escrito tanto,
se ha deleitado con otra risa que no es la tuya.

Duele,
pero a partir de ahí,
todo para mejor.

He olvidado que esta guerra
la lucho a lado de mamá,
que a pesar de ser mi Talón de Aquiles,
es la razón por la que me paro
todos,
y cada uno de los días,
a lado de ella,
hay que ser una combatiente más digna,
mi pequeña niña fuerte.

Que sí,
sigo sin aprender a parquear,
este año no he pisado el gimnasio ni por casualidad,
y el libro,
pues el libro sigue estando entre "Archivos"
IMPORTANTE,
no lo sé,
algún día.

Sigo tropezándome cada tanto,
y equivocándome con las personas se ha convertido en mi especialidad,
sigo siendo una sensible de primera,
pero cuando el arte no mueva cada una de mis partículas,
empezaré a preocuparme.

Mientras tanto,
me buscan en las nubes,
en el suelo,
ya he bailado suficiente.

Y cuando dejas de quejarte,
y alzas la mirada después de haber caminado cabizbaja ya tanto tiempo,
te das cuenta,
que la felicidad está ahí,
a ladito tuyo,
y con unos ojos preciosos.

martes, 11 de diciembre de 2018

Un nuevo cielo


Siempre he sido buena para hablar,
de cualquier cosa,
de cualquiera que no cause dolor.

Para llorar siempre fui excelente,
pero hay heridas tan grandes,
y tan arraigadas al cuerpo
que aunque no sangren
duelen.

De mis lágrimas hablo muy poco,
pero es que hoy me han pesado tanto
que no he podido ignorarlas.

Hoy lo que he necesitado,
ha sido un abrazo,
un simple y sin sentido abrazo,
y al voltear no he visto a nadie.

¿Tienen idea lo que es sentir eso?

No quiero que nadie se atreva a decirme
"no estás sola"
vamos "que yo entiendo"
a la mierda,
que ese no es el problema.

Porque hasta eso está bien.

En vista de eso,
me he abrazado yo,
y mis brazos han estado calientitos,
seguros,
y ha sido eso,
lo que he necesitado todo este tiempo.

Que no necesito que nadie me repita de lo mucho que soy capaz,
necesito ser capaz de creérmelo
y jamás olvidarlo.

Ser la primera en la fila de la guerra,
ser yo la única combatiente capaz de ganar.

Que a mi no me falta amor de nadie más,
me falta el mío.

Estoy cansada de reinventarme,
para darme cuenta que acabo peor,
un poquito más perdida.

Respira Ale,
que a la siguiente te sale mejor.

La niña de la sonrisa rota ha decidido fabricarse una nueva.

Veamos como va.

sábado, 8 de diciembre de 2018

Un comienzo algo nuevo.


He abierto el poemario que un día leímos juntos,
después de tantos meses,
por fin,
me he atrevido hacerlo.

Sigue siendo hermoso,
pero ahora te veo en todos lados,
en cada verso,
en la portada,
en ese audio en el que recita mi poema favorito.

Ahora se titula como tú.

Y aunque las cosas no van mal por aquí,
tal vez,
contigo a mi lado,
irían mejor,
tal vez.

No hay cómo averiguarlo tampoco.

Los adioses siempre van a ser esas partes
de las historias que nunca voy a entender.

Y no voy a darle más vueltas a esto.

Pero que el cariño siempre es de a dos,
aquí siempre fui yo quién sobró.

Lo he entendido.

Se ha roto hasta lo que no sabía que podía dañarse.

Pero es mejor así,
o eso creo.

Ojalá algún día quieras a alguien como yo te quería a ti,
y lo entiendas,
entiendas todo.

Aún no se muy bien qué hacer sin ti.

Y por primera vez,
estoy muriendo por averiguarlo.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Noviembre.



El año ha sido una mierda.

Se fueron personas,
que daba por sentado que estarían siempre;
malas notas,
corazones rotos,
lágrimas silenciosas,
canciones tristes.

Y el libro,
el libro sigue siendo un sueño,
a veces,
cada vez más lejos.

Lunes eternos,
martes sin cerveza,
y no más conciertos en la ducha.

Cuando parece que algo va a ocurrir,
y decir que uno de los 365 días ha valido la pena,
las luces se vuelven apagar,
y todo en silencio de nuevo.

Hoy ha sido otro
"no ha sido mi día"
uno de tantos de este 2018.

Pero he llegado a casa y he usado el marcador rápido,
y a los seis segundos estaba escuchando tu voz,
todo paz,
todo para mejor,
todo,
cuando estás.

Y me he olvidado que ha sido un mal día,
un semestre horrible,
y un año que no ha valido la pena.

Me he olvidado,
porque has dicho que vuelves pronto a casa.

Papá lo hace todo más fácil,
siempre.

Entonces el 2018 se vuelve el mejor año de todos.

Porque él está,
siempre,
y me sigue comprando libros.

La de la sonrisa bonita
-dices-
es que con él a mi lado,
me lo hace tan fácil.

viernes, 23 de noviembre de 2018

Cosas sin mucho sentido.


Hubo feria de libros,
black friday en mi librería favorita,
deberías ver mi escritorio,
a mamá le va a dar un infarto.

He leído,
un montón.

No puedo beber,
por un mes,
cirugía,
ya sabes.

¿Te imaginas?
Un mes sin cerveza,
voy para loca.

Acabé mi contrato,
firmo otro,
el año que viene.

Todo bien por aquí,
¿por allá?

No lo sé,
es muy extraño que hubo días en los que lo sabías todo,
y hoy,
pues,
hoy no sabes qué hago un maldito viernes por la noche,
y estoy aquí,
escribiendo esto sin sentido.

Un poco sola,
un tanto feliz,
y un poco nostálgica.

He abierto un libro al azar,
y ha salido tu poema,
nuestro,
tuyo,
lo que sea,
da igual.

Estoy bien,
que no estoy brincando en un pie,
porque ambos sabemos que el equilibrio no fue cosa mía,
pero que estoy bien.

Solo que he puesto en modo aleatorio mi playlist,
y ha sonado tu canción favorita,
y todo a la mierda.

Ojalá hubiera sido distinto.

No lo sé un adiós
que valiera la pena,
ya sabes
cuando en la última página del libro
de repente pasa algo que te deja en el limbo,
y aunque no hay segunda entrega,
en tu cabeza,
los protagonistas están juntos.

Hay cosas que no se pueden cambiar,
y no pretendo eso tampoco,
solo que hoy,
alguien ha dicho tu nombre,
y pues nada,
que estoy escribiendo esto.

Tranquilo que estoy bien,
y espero tú también lo estés.

Llevaba días sin pensarte,
pero ha sonado tu canción favorita 
y todo a la puta mierda.

Mi esquina doblada,
ese libro que me empeño en abrir buscándole otro final,
porque debería haberlo,
debería haber otro final.




domingo, 18 de noviembre de 2018

Noche de estrellas.


Tal vez,
simplemente no eres tú,
ni el,
no son ustedes.

O tal vez en otro momento.

-dicen-

Que no depende de nosotros.

Y entonces ¿de quién?

Pero si nos queremos,
y lo hacemos tanto,
siempre,
todo el tiempo.

¿Y si pintamos la luna
y la hacemos llena por todos estos días?

¿Y si esto no está escrito
lo dibujamos nosotros?

¿Y si no es nuestro momento,
adelantamos el reloj,
y nos vamos cuando sí lo sea?

Que nadie me diga que no eres para mí,
si esa risa me suena conocida,
y si en otra vida ya no te pude tener,
en esta,
de seguro que no te me escapas.

Yo sé que soy para ti,
falta que tú creas que eres para mí,
y esta vida es nuestra cariño,
te juro que es nuestra.

Sé que te quiero.

Que sí,
la vida ha sido una mierda,
nos han partido tanto el corazón
que es casi imposible creer que alguien no lo hará,
una vez más.

Pero yo sé que es estar roto
¿crees que quisiera que lo vuelvas a estar?
¿en serio lo crees?

Porque me vale el destino,
y empiezo a creer en las estrellas
si me dicen que al final de ellas,
estás tú,
esperándome.

Te quiero,
y no voy a negarlo,
sé que podemos estar juntos,
falta que tú lo creas,
y lo quieras.


martes, 13 de noviembre de 2018

Daño colateral.


Nunca me gustaron mis dientes chuecos,
detesto mi sonrisa,
y por eso siempre la cubro cuando río.

No me agrada mi perfil,
y por eso evito las fotos.

No me gusta mi caminar,
me caigo muy a menudo y siempre pierdo algo.

Detesto mi manía de querer llorar por todo,
soy poco prudente,
y a veces,
a veces,
hasta me caigo mal.

Durante mis veintitantos años,
jamás tuve problema con eso,
nunca fui de quedarme en un mismo sitio,
y así mismo con las personas,
eso,
lo hacía todo más fácil.

Pero me ha encantado
el olor a coco,
y a brisa de mar,
el celeste del cielo,
ese
que carga en la mirada.

Y no he querido irme.

Desde ahí,
todo en picada.

Mi falta de experiencia en relaciones,
empezó a cobrar factura.

Tú no te enamoraste de mi soledad,
y qué putada,
porque yo me encariñé con tu compañía.

¿Cómo creer que estarías
cuando hay días
en los que ni yo puedo estar para mí?

Ese día,
con todas tus cosas empacadas,
me tiraste un beso
y susurraste: "Ojalá algún día estés lista"

Y ojalá.

A veces tu relación más tóxica,
eres tú misma.

Pensé que el hecho de que nos quisiéramos,
era suficiente,
obvié que para eso,
hay un amor,
que siempre,
debería ir primero.

Y estoy aprendiendo.

Es decir,
hoy un chico me ha dicho que soy guapa,
y yo le he respondido
que tiene un muy buen gusto.

Bueno,
por algo se tiene que empezar.

Entendí,
que no necesitaba que me quisieras,
cuando yo no supiera hacerlo,
sino que debía aprenderme amar,
por mi cuenta,
cuando ni tú, ni nadie supiera cómo.

Sigo viendo lo mismo en el espejo,
pero he dejado
de fingir que no me importa,
a cambio de eso,
he empezado a sonreír un montón,
y puta madre,
que me veo guapísima.

Eres inteligente,
leal y amable.

Fuerte,
valiente
y tienes un carácter que da miedo

Eres capaz,
de todo.

Repítelo hasta que lo creas.

Porque lo eres.

martes, 6 de noviembre de 2018

Rodrigo.


Estudiante de economía,
trabajo en consultorías,
viste de terno,
toca la guitarra,
y adora a Óscar Wilde.

Tres de miopía,
hablado pausado,
y amante al jazz.

Le rehuye al alcohol por unas cuantas malas experiencias,
a los veinte dejó el tabaco,
hincha del Real,
y de la fórmula 1.

No le gusta el box,
ni el heavy metal,
adora verme bailar,
y lee absolutamente todo lo que escribo.

Odia la poesía,
pero no me lo dice.

En nuestro primer encuentro
le mostré el dedo del medio,
en el segundo derramé vino sin querer en su chaqueta,
en el tercero lo hice a propósito,
en el cuarto me pilló llorando,
en el quinto,
vio como un chico diferente al del día viernes
me llevaba a su departamento.

No sé que ha visto en mi,
ojalá pudiera verlo yo.

En nuestro sexto tropiezo,
el de la suerte,
le dije:
que si quería seguir viéndome así,
tendría que aunque sea invitarme a una cerveza,
y no lo hizo.

A cambio,
encontré entre servilletas,
un poema mal escrito de Benedetti.

¿Quién se ha creído?
-pensé-

El amor de tu vida
-dijo una vez-

Y cuando sostuvo mis manos temblando,
mientras el doctor daba su veredicto final,
juro,
que se lo creí.


sábado, 3 de noviembre de 2018

Ángela.


Me mira con miedo,
y  está puesta esa camisa roja que tanto le gusta.

Pide ayuda,
todo el tiempo;
cuando lleva días sin llegar a casa,
cuando en su habitación guarda botellas de ron vacías,
cuando besa mas de tres bocas en un día,
y no le cuenta a nadie que hace ya varias semanas
no ha podido ducharse sin que le duelan los huesos.

Y cuando se maquilla le tiembla la mano,
por Dios que sólo tiene 23,
que ¿qué pasó?
si hace meses era la reina de la pista.

Y los exámenes siguen sin arrojar nada,
que mamá ya no tiene dinero para más,
que necesita otro trabajo para pagar tanta cuenta.

Los somníferos ya no ayudan,
y hay días en los que el dolor es insoportable.

Pero los exámenes siguen sin arrojar nada,
y mamá ya no tiene dinero.

Sigue yendo aquel bar los viernes,
a la misma hora,
en el mismo asiento de la barra.

Nunca falta,
como si perdiera puntos de asistencia de ser así.

"Te perdiste la clase de Literatura Inglesa"
-le dije aquella vez-
ella sorprendida volteó la mirada,
haciendo esa cara tan suya
como cuando intenta recordar algo.

Por supuesto que no sabía quién era,
si yo curso economía,
y por eso se me va tan mal esto de las letras.

Pero ella me ha dicho que para escribir no se necesitaba mucho,
así que lo he intentado.

Y es que cómo no tratar de hacerle mil poemas
a esa señorita de caminar apurado,
de la de mil pañuelos,
la de las converse de siempre.

Cómo no intentar darle vida
a esa cabellera tan singular,
que baila a medida de su caminar.

Cómo no le voy a decir,
que no está loca,
que le creo,
que me duele en el alma
saber que ha pasado a segunda escena,
porque ya no puede bailar como antes,
que ahora prefiere escribir en su laptop,
porque sostener un esfero le resulta una tarea suicida.

Que yo le creo;
pero los exámenes siguen sin arrojar nada.

lunes, 29 de octubre de 2018

Desde que no estás.



Desde que no estás;
río un montón,
bebo de más,
y escribo muy poco.

Como bien,
duermo siete horas diarias,
me maquillo,
y me tomo un millón de fotos.

Desde que no estás,
escucho rock,
compro libros,
cervezas diferentes cada fin de semana,
y he decidido decorar mi cuarto.

Desde que no estás,
tengo buenas calificaciones,
voy a firmar otro contrato en la empresa,
y planeo visitar Nueva York el año entrante.

Ya tengo tema de tesis,
un nuevo curriculum,
congresos,
cursos,
y estoy aprendiendo francés.

Desde que no estás,
he intentado aprender a cocinar,
he terminado un montón de series,
y he coqueteado con varias sonrisas.

Desde que no estás,
he conocido nuevas personas,
y ellas me han recordado lo especial que soy,
y yo,
les he creído.

Desde que no estás,
procuro no observar la luna,
y ya no sueño con aprender astrología.

Dejé de lado los libros de vinos,
ya ni siquiera intento aprender de deportes,
y he vuelto a cantar.

Es que desde que no estás,
me tengo prohibido volverte a pensar,
y por eso:
no más lunas,
no más viajes a Grecia,
no más fútbol los sábados,
no más canciones a todo volumen,
no más de mí.

Un día,
en un momento de debilidad,
le pregunté a Cristina:
"¿cuándo volveré a ser yo?
-ella secándome las lágrimas-
respondió:
"no has dejado de serlo,
tú tranquila"

Mira tú,
desde que no estás,
soy una mejor versión de mi,

Pero que más da,
si me extraño más así,
si te extraño más así.

domingo, 21 de octubre de 2018

Como en las películas.


Está sonando She will be loved,
te la sabes completa,
dices que soy tu niña,
esa,
la de la sonrisa rota.

Que me vas a curar,
repites.

Y hay un sol perfecto,
vamos a la playa,
y te ríes de mi manera de manejar.

Las cervezas siguen heladas,
y yo te susurro mi poema favorito al oído,
le cuento a las olas
que eres lo más bonito que he visto

Que llegaste en el momento perfecto.

Si la vida fuera como en mi cabeza,
no estarías a 215km lejos de mí,
no estuvieras abriéndole la puerta a otra,
y sería a mi quien le contarías de tus días.

Si hubiera sido cierto lo que dijiste un día,
hubieras abrazado mis miedos,
los hubieras besado,
y yo no estuviera aquí,
un domingo
escuchando Ed Sheeran,
intentando hacer deberes,
queriendo llamarte,
y saber que no puedo hacerlo,
que ya no,
que tú no.

Si tan solo lo que dices,
sea igual a lo que haces,
yo no estuviera aquí,
escribiendo estupideces como estas,
deseando estar a mundos lejanos a ti,
queriendo no verte más,
sabiendo que tengo que olvidar,
y no saber ni por donde empezar.

Si tan solo,
ay,
si,
tan solo,
tan sola.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Manías


Soy un ser muy extraño.

Odio ser impuntual,
me pierdo hasta en los parqueaderos,
soy un desastre manejando,
suelo caerme como mínimo dos veces al día,
digo muchas groserías,
y desconfío de las personas.

Cuando voy a comprar ropa,
termino gastando en libros,
pruebo una cerveza diferente cada semana,
bebo dos tazas de café diariamente,
robo vinos de la colección de papá,
y detesto el whisky.

Tengo tres collares que siempre uso,
un reloj que lleva diez minutos adelantado,
nunca compro aretes,
y odio usar tacones,
no he aprendido a maquillarme,
y no suelo vestirme bien.

Hablo muy rápido,
y en las conversaciones siempre interrumpo para preguntar,
soy muy curiosa,
no me gustan las sorpresas,
y no hago deberes sin música.

Detesto los regalos de valor,
no me gusta que paguen por mí,
y soy pésima para ahorrar.

Adoro conversar con papá,
y puedo jurar que no hay persona en el mundo
que de mejores abrazos que mamá.

Soy un ser muy extraño.

No me entiendo,
y nadie ha logrado hacerlo,
pero él me ha dicho,
que eso no importaba.

Y yo le he creído.

Que no soy fácil de lidiar,
que tengo un carácter de mierda,
que nunca cedo,
y soy experta en los adioses.

Pero él me ha sonreído,
y me ha dado ganas de llegar tarde al trabajo.

Que si se queda,
lleno mis libros de post its,
rayo todas las frases de amor,
y le recito mil te quieros.

Que hoy dejo la Universidad,
para ser catadora de cerveza,
y que si eso no existe,
lo inventamos.

Y viajamos a Londres,
recorremos Brasil,
y vivimos en Argentina.

Concierto de Coldplay,
visitas a museos,
y obras de teatro.

Adoptamos dos perros,
y tres gatos,
uno se llama Harry,
y alquilamos un departamento a las afueras de la ciudad.

Porque él no me dice que soy especial,
me lo demuestra,
me lo canta,
y hasta me lo dibuja,
todos y cada uno de los días,
me lo recuerda,
por si lo olvido,
y hace que me lo aprenda,
por si él no está.

Él me quiere,
y lo hace tan bien,
que me obliga hacerlo también.

Él besa mis pecas,
y toca mi nariz cuando se la arrugo,
dice que deje de decir idioteces,
que mis ojeras hacen juego con mi vestido.

Él me enseña a quererme
¿se lo imaginan?

Que me bajo un ratito de mi mundo,
y si me besa,
les juro,
que lo invito a quedarse.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Ley de Murphy


Te tengo en el punto exacto
de la clavícula en dirección a la garganta,
te alojas en todos esos nudos que insisto en tragar,
y no puedo.

Eres "mi historia de nunca acabar"
maldita sea.

¿Cómo te cierro,
cómo corto ese puto hilo
que tiene más de negro que de rojo?

¿Cómo te saco de aquí?
-y me señalo el corazón-

Te llevo guardado en los huesos,
te escondes como si fueras un roedor
que va de paso,
y yo no consigo encontrarte,
y botarte de una vez.

Tal vez eso explica mi manía de nunca olvidarte,
de mantenerte en modo pausa,
de andar por ahí,
en puntillas,
con miedo de despertarte
y que vuelvas arder.

Debo,
necesito desintoxicarme,
una cura que sí sea mejor que la enfermedad.

Todo lo que puede salir mal,
ten por seguro que saldrá mal
-asegura la Ley de Murphy-

Mentiras.

Salió mal porque a ti te dio la gana de que así fuera.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Cosas que debí decirte, pero no.


Me da miedo la oscuridad.

Odio que no utilices signos de puntuación.

Llegas tarde.

Te quiero.

Ven por la noche, papás duermen, y yo podré salir
por la puerta trasera.

Vuelve.

Me gusta la forma en la que me miras.

Ríe así por siempre.

Más te vale que cuides ese libro.

¿Llevo chocolates?

Buen viaje.

Te sienta esa camisa azul.

Te quiero.

Mira la luna, está preciosa.

Escuché esta canción, y pensé en ti.

¿Compramos pizza?

Me gusta tu perfume.

¿Estás bien? Yo invito las cervezas.

Te extraño, ¿vuelve, si?

Estoy ebria, y pues, pienso en ti.

Te quiero.

¿Me quieres? ¿Lo haces? No importa, ya veremos qué hacer.

Eres un idiota.

Te he escrito nueve poemas, este es el décimo.
No, no los verás nunca.

Tu serie favorita es horrible.

Adoro escuchar tu voz.

Había alguien más; perdida de tiempo,
no sonríe como tú.

Jarabe de Palo suena en la radio. pienso en ti.

Te odio un poco, a veces.

Eres un creído.

Perdámonos en un atardecer ¿te apetece?

Ya voy a tu casa, ábreme, llevo vino.

Ojalá te atores con ese cigarrillo.

Te quiero.

lunes, 10 de septiembre de 2018

The girl of the broken smile


Lleva varios días sin mirar alguien a los ojos,
le tiembla la boca,
y siempre está distraída.

Va a toda prisa,
y no intimida con nadie,
lo poco que sé de ella,
es que escribe,
un montón.

La he pillado,
llevarse servilletas,
y escribir ciertas frases en ellas,
y cuando lo hace,
les juro que le brillan los ojos.

Y sonríe.

Lleva siempre un libro en la cartera,
y aunque a veces no lee,
trae uno diferente cada día.

La niña de las letras.

Mi niña imposible.

La he escuchado decir:
que el amor es una pérdida de tiempo,
¿así que te rompieron el corazón?
-interrumpo la conversación-
"para eso se necesita tener uno"
-responde-

Así que es eso.

Y cuando parece que por fin
va hablar de algo que no sea de libros,
se disculpa;
"que sé que te aburro, lo siento"

¿Quién carajos se atrevió hacerle daño a esa sonrisa?

Una vez borracho le dije:
que si de mi dependiera ella nunca iba a dejar de reír,
y ella al borde del llanto respondió:
¿y qué si el dolor le pertenece a otro?
uno no repara, lo que no rompe.

My beauty queen of only twenty two.

Que no me importa
pasar y horas y horas
debajo de la lluvia,
esperándote llegar,
buscando en la oscuridad,
algún destello de esa sonrisa,
¿y si te quedas un rato?
por favor quédate.

Que yo no voy a reparar lo que no he roto,
pero puedo construir algo nuevo,
¿te apuntas?

martes, 4 de septiembre de 2018

Probabilidades.


Siempre suelo excusarme con esa estúpida idea mía de:
"no sé querer"
"me va mejor estar sola"
cuando la verdad es que me aterra,
me llena de miedo
pensar que puedo llegar a romperme por completo,
otra vez.

"Mientras más dejas que las personas se acerquen,
más posibilidades tienes de que te lastimen"
-dicen-

Y por qué ya nadie habla de que mientras más arriesgas,
hay probabilidades de que salga bien,
que sí,
que te van hacer daño,
que nadie se libra de eso,
que acabarás ebria durante una semana,
contándole a tus amigas lo hijo de puta que fue,
que si,
que puede salir mal
¿y si no?
¿te lo imaginas?

Y llegará alguien,
que te bese los miedos,
que te acaricie las inseguridades,
"al carajo, que yo me quedo"

Y lo habrá,
te lo aseguro.

Que no sepas qué tiene,
pero ojalá no lo deje de tener nunca.

Que aunque a veces parezca imposible
quererlo más,
a la mañana siguiente,
quererlo un poquito más,
y mejor.

Que siempre lo quieras mejor.
Que siempre te quieras mejor.

martes, 21 de agosto de 2018

Querida Ale.


"No has escrito"
me recriminó anoche,
mi "yo" de catorce años;
"que empecé a trabajar,
que no tengo tiempo".

"¿Y los libros en la encimera?
¿ya no lees tampoco?",
"si, pero la universidad;
ya sabes,
muchas cosas que hacer."

Alejandra me miró de arriba abajo,
y supe que la había decepcionado;
¿y tu libro?
¿y tu sueño con ser artista?
¿sigues cantando?

"No, no; eso será después;
esto es la vida real, pequeñita"

Y se fue,
se fue;
y estoy segura que se marchó muy molesta.

Hoy le he escrito una carta,
y va algo así:
"Algún día seremos libres, tendremos esa camioneta blanca que siempre soñaste; viajaremos a Perú,
y recitaremos en un bar, seré cantante de una banda de rock; y todos estos recuerdos amargos se quedarán arrinconados en ese mueble envejecido que mamá se empeñaba en guardar; y que nosotras odiábamos tanto; nos reiremos de nuestras lágrimas, y nos parecerá absurdo haber estado triste antes;
beberemos cerveza, haremos una fogata en la playa y por fin aprenderás a entender las constelaciones; que nuestra vida sea: un infinito verano; que no llueve más, que aquí ya ha hecho demasiado frío.
Tendremos dos perros, un gato y por fin compraremos una batería; habrás conocido Londres, recitales en Madrid, y comida en París, un beso en New York; y el amor de tu vida a los veinticinco.
Ale, te juro; que un día; despertarás y vivirás todo lo que tanto ansías, todo lo que tanto mereces, te lo prometo; todo habrá terminado, el dolor habrá calmado y aunque no lo creas te mirarás en el espejo; y estarás preciosa.
Aunque ahorita, el pasado nos pese; el futuro nos sonríe y nos tira pétalos en el camino para que lleguemos pronto a él.
Que aunque nunca fuiste guerrillera, siempre sobreviviste a las balas, y que de eso se trata la vida ¿no?
Te quiero, Ale.
Tranquila, mamá aún dice que eres su escritora favorita."


martes, 31 de julio de 2018

Enfermedad del siglo XXI.


Una vez alguien me dijo:
"que en otra vida,
sí que sepamos querernos."
yo tan incrédula:
pensando que ha sido lo más romántico
que alguien pudo haberme dicho.

Dos semanas después,
él estaba con alguien más.

"Te quiero, pero..."
¿qué putada no?
a la mierda lo demás,
"pero; yo te quiero"

¿Notan la diferencia?

No más mensajes al whatsapp,
no más posts diciendo que la quieres,
no más excusas para tu forma tan cobarde
de no desearla cerca,
pero que ni se atreva alejarse.

Que si no has aprendido a quererla,
te aseguro que a la vuelta de la esquina,
hay alguien que está dispuesto hacerlo.

¿Entonces?
que la dejes libre.

O juégatela,
por ella,
¿que tienes que perder,
si es a ella a quién tendrás en tus brazos
cada noche?

¿No lo vale? ¿Seguro?

Que me he hartado de poemas baratos,
de frases sacadas de Facebook,
y creer que:
"si que me quiere,
pero no es nuestro momento"

Al carajo,
que no,
que yo no te quiero en otra vida.

Yo te quiero en esta,
y si no,
en la siguiente,
ni me busques.




domingo, 15 de julio de 2018

¿Te lo imaginas?


¿Recuerdan su primer beso?
apuesto a que sí,
todos esos nervios,
toda esa emoción,
todas esas dudas disipadas,
en un simple beso.

¿Saben cuál es mi parte favorita de los besos?
el instante previo a esto,
ya saben,
cuando se están riendo,
y de repente esa persona te observa,
se acerca levemente a ti,
hay un pequeño espacio que los separa,
y ambos suspiran,
porque saben lo que va a ocurrir.

Lo que sigue, es otra historia.

Quiero hablar un poco del momento de complicidad
entre dos personas,
en donde no hacen más que reír,
o tal vez una de ellas está afligida,
y solo necesita que alguien la escuche.

En donde un acto,
una simple acción
puede ser capaz de reparar un mundo.

Hablo de cuando está sonando tu canción favorita
y él corea exactamente la parte de: "Beauty queen of only eighteen",
cuando  hace el ademán de tocar la guitarra,
aún cuando no tenga idea de cómo sostener un instrumento,
y los dos no pueden dejar de sonreír.

Ya saben,
de aquella fiesta
en donde te sentiste el centro de atención
porque él no te sacaba los ojos de encima,
y tuvieron que correr afuera con la excusa de que necesitaban un tabaco.

De esas veces que has tenido que parquearte
porque es un pecado que él esté a tu lado
y tú no puedas mirarlo a los ojos.

No lo sé,
que contigo era yo,
tan simple y complicado como eso,
que no había máscaras,
y al carajo el qué dirán,
éramos tu y yo,
con nuestras estupideces de siempre,
con nuestro orgullo por delante,
con la manía de nunca ceder,
que nuestras citas siempre eran eso:
el momento previo a un beso.

En donde ves a la persona,
y sonríes,
donde imaginas que no quisieras a nadie más que a él,
que a él viéndote,
y lo pillas mirándote,
con esos ojos de nunca saber qué hacer después,
como ese instante antes del beso,
que es mucho mejor que eso.

Yo a él nunca lo besé,
pero
¿se imaginan cómo hubiera sido?

miércoles, 11 de julio de 2018

Confesiones.


Confieso que me da miedo,
que me das miedo,
que es increíble como el paso del tiempo
no ha borrado las canciones que sonaban en tu compañía.

Que me da miedo,
como entran y se van personas,
como ya no me hablo con amigos de años,
que mis primos ya no saben de mi vida,
y que a pesar de todo,
tú,
sigues aquí.

Confieso que me da miedo,
que un día de estos,
no me abras la puerta,
que ya no reciba un mensaje tuyo,
que no pueda sorprenderte en la salida del trabajo,
que ya no podamos reírnos en el asiento trasero de tu coche,
que ya no deba inventar excusas tontas para salir a rescatarte a las tres de la mañana

Confieso también,
que me da miedo tenerte muy cerca,
pero me aterra tenerte muy lejos,
no te vayas nunca.

Me da miedo que un día descubras
que no soy tan mágica como crees,
que te aburras de mis manías,
y de mis gustos raros,
que decidas no leer más poesía,
que basta de Fredi,
de León,
de Vicente,
y de Josean.

Que estás harto de mi música,
y de mi idea de ser vegetariana,
que ya no te gustan los gatos,
o quedarte en el sofá los viernes noche.

Que tengo miedo.

Confieso que no te has ido,
y yo igual estoy echándote menos,
que soy una cobarde por no ir ahora mismo a buscarte,
¿qué hacemos?
si tengo miedo.

En unos meses estaré arrepentida por no haber hecho algo a tiempo.

Sé que te voy a perder,
lo confieso.

Haz algo al respecto,
por favor.


jueves, 5 de julio de 2018

Isabel.


De prisa, siempre iba con prisa; botando todo aquello que iba en su bolso, nunca encontraba las llaves a tiempo, su celular siempre estaba a punto de caerse, jamás se peinaba, y aunque nunca ve nada; se niega a usar lentes.

No sabe estacionarse, tiene una expresión diferente para cada situación, insulta como camionero, y se ríe como infante de prescolar.

Una niña de diez, con cabeza de una señora de cincuenta, en el cuerpo de una señorita de veinte; me decía.

Isabel.

No puedo decir que era bonita, porque no lo era; fea tampoco, pero eso era lo de menos; su físico siempre fue un tema que pase de largo; eran diez minutos de conversación para pensar que a una mujer así, no podías dejarla ir, era de esas que no volvía, y encontrar a una igual ¡qué difícil!

Que va, a la mierda su belleza.

No le crean nada de lo que dice; se las da de muy valiente, de muy fuerte; pero llora con todas las películas de amor.

Tampoco era muy brillante, ni era de esas que sabía coquetear, ni aquellas a las que obedecías de inmediato, porque qué miedo no hacerlo, y entonces ¿qué tenía de especial?

A los dos minutos de conocerla, ella volteó a mirar algo, aún no sé que fue, me regresó a ver, acomodó su cabello (como siempre suele hacer), tapó su boca, y empezó a reír, de esas risas que parecen intro de una canción digna de Grammy.

Después de unas noches más, en el mismo bar, con la misma copa de vino; me atreví a preguntarle que por qué cubría su sonrisa, ella agachó su mirada (siempre lo hace cuando la respuesta que viene a continuación no parece enorgullecerla) "es que no es bonita"-respondió.

Tan tonta, no tenía idea que siempre la citaba, solo para escucharla reír, para ver como arrugaba la nariz, y decía un comentario sarcástico.

Una vez me preguntó si existía algo en el mundo que yo no conociera; burlándose de esa manía mía de siempre tener algo que decir; "que yo no sabía como quererla"-le respondí- "ah, pero eso es muy fácil"-me replicó.

Ella no entendía que no hay forma correcta para quererla, que hay cosas que no son dignas de este mundo, y su felicidad era una de ellas.

Cómo explicarle que yo, un hombre que siempre ha pensado que lo podía todo, que no había cosa que no mereciera, le parezca injusto que una mujer así, sea capaz de quererlo.

Nunca entendió el poder que ocasionaba en mí, no la culpo; trabajé mucho para que no lo descubriera.

Es de esas de las cuales puedes enamorarte al segundo día, y ella ni enterada; sigue leyendo, sigue escribiendo, sigue bailando.

Así es ella.

Que te diré, que se cansó de mi, y de mi manía de jamás estar, no la culpo ¿cómo hacerlo?

Que más decir.

Que tenía miedo, y no hay forma más cobarde de querer; que hacerlo con temor, y por eso me fui.

Que no era bonita, y eso es lo peor de todo; porque eso sería una buena excusa para esperarla siempre; pero no lo era, y aún así; yo seguía al borde de la escalera, que nos dirigía a la misma mesa, del mismo bar, capaz de pedir el mismo vino, por si algún día, se le antojaba regresar.

miércoles, 4 de julio de 2018

Monotonía.


¿Qué?
-te pregunté-
te reíste,
que estas hermosa
-respondiste-

Esa conversación la tengo grabada,
es una de las tantas que tuvimos en el bar,
ya sabes,
a las tres de la mañana,
cuando la gente se iba,
y solo quedábamos nosotros y un par de amigos.

Yo bailando,
y tú mirando.

Nosotros,
los dueños del espectáculo.

Que no teníamos público,
ni fanáticos,
ni nada que se le parezca;
eso era lo de menos.

Eramos los protagonistas
de la mejor historia de amor jamás contada,
que ni yo puedo hacerlo,
que quisiera poder describir esa forma tan tuya de mirarme,
quisiera poder contar todas esas veces en las que discutíamos y
terminábamos riendo,
como quisiera poder describir todas las veces en que empezabas
hablando de fútbol y terminábamos discutiendo de política,
que si el capitalismo es una mierda,
pero el socialismo tampoco funciona.

Que viviríamos en Argentina,
que yo tendría una editorial,
y tú estarías dirigiendo alguna empresa,
que la maestría,
que el doctorado.

Tantas cosas,
tantos planes,
tanto futuro,
que se nos agotó el presente.

Que quisimos volar
y se nos olvidó caminar de la mano.

Que no se cómo,
ni cuando,
ni por qué,
ni si realmente pasó.

Ahora,
estoy en la sala de espera del aeropuerto,
viajo a Madrid,
nos vemos en seis meses.

Ojalá me extrañes,
yo espero no hacerlo.

martes, 19 de junio de 2018

Minuto noventa y tres.


¿Han sentido que nada va bien,
que de repente la vida ha conspirado en tu contra,
y por mucho que te esfuerces nada sale como quieres?

¿Lo has sentido?
¿Horrible, cierto?

Como ir ganando cuarenta,
y perder la mesa
por cuatro cartas iguales,
cerveza con espuma,
whisky caliente,
canciones de Arjona.

Nada bien.

Y te sientas a esperar
que otra desgracia pase,
total,
¿para qué intentar?
¿cierto?

Y pierdes,
el marcador va en tu contra,
y lo único que te queda es esperar
que no te ganen por goleada.

Aún así,
al árbitro se le da por pedir tres minutos extra.

Así,
sin esperarlo,
alguien sale en picada,
derriba todos los obstáculos,
recibe un pase de su compañero,
y gol.

En el minuto noventa y tres.

Y el árbitro pita.

Ha sido un empate,
nada mal,
y te sonrío.


domingo, 10 de junio de 2018

20:00


No pido mucho,
nunca he sido ese tipo de personas,
desde niña
cuando mamá preguntaba si quería ser millonaria
yo respondía que de ser así,
quería tener muchos muchos perros,
así era,
así sigo siendo.

Que si de mi dependiera
viviría en la sala
escuchando a mi hermana tocar el piano,
bailar rock and roll a las tres de la tarde,
espiar a la luna cada 29 días.

Que si pudiera,
viviera de la música,
y de cantar "She will be loved"
cada viernes noche.

Que si pagaran por reír,
yo me dedicaría a eso,
hasta que me duela el estómago,
hasta decir "no más"

Que yo no necesito mucho,
jamás fui así,
que con mi lista de Spotify,
mi colección de poemarios,
y unas cuantas cervezas,
para mí,
bastan.

Un día lluvioso,
un arcoiris,
"Every breath you take"
sonando en la radio.

Que me den a elegir a mis tres mejores amigas,
que nos vamos a Ibiza ahora mismo,
yo no pido mucho para ser feliz.

No hagan caso,
todo al carajo,
que si en realidad me quieren ver sonreír,
que me concedan un deseo,
que me lleven a ti.


miércoles, 6 de junio de 2018

Martes.


Olías a café y cigarro,
a risas,
y borracheras.

Me acerqué a ti,
sabiendo el peligro que esto representaba,
"él no se compromete,
él no quiere,
no sabe cómo"
tranquilos, que yo le enseño
-respondía-

Siempre he evitado a los chicos malos por sobre todas las cosas,
pero algo de ti,
siempre me llamaba,
y ahí terminaba mi orgullo,
en un par de cervezas,
y clavada a tu risa.

No sé hasta qué punto logré lo que quería,
no sé si gané,
o perdí;
pero este final no consigue convencerme.

Aunque ni tú lo sepas,
sé que me esperabas,
que en tu vida,
estaba abierto un puesto,
que solo yo he podido ocupar.

Lo has cerrado con llave,
lo entiendo.

Es mío,
que nadie se atreva a abrirlo.

En fin,
que si no es en esta vida,
que sea en la otra,
o en la siguiente;
pero que seamos,
nosotros,
no otros.

Te he visto abrazarla,
y al darte cuenta que estaba ahí,
me has sonreído.

Esto no ha acabado,
pensé,
y eso espero.

Cruzo los dedos..

miércoles, 30 de mayo de 2018

Luna lunera.


¿Han recorrido la ciudad en la noche,
con los vidrios abajo,
la música a todo lo que da,
mientras suena tu canción favorita,
y de repente parece que tienes dieciséis años,
escapándote de tus padres por primera vez?

Y la luna,
hay una luna hermosa afuera.

Está sonando Ed Sheeran,
el amor de tu vida está manejando
mientras tú no puedes evitar mirarlo
y pensar que tuviste tanta suerte en encontrarlo.

Que si la universidad,
que si quieres matar a tu jefe,
que si ya no tienes dinero,
y tus hermanos ya no te soportan.

Nada de eso importa,
porque él coge tu mano,
mientras se pasa un semáforo en rojo
y ríen como niños chiquitos.

Y porque afuera hay una luna preciosa.

Que el tiempo se detuvo un rato,
y marcó las 12:09, por un mes entero;
que fue el momento exacto en el que entraste
en aquella cafetería un tanto perdido.

Te he encontrado,
y tú,
me has puesto en rumbo.

Como una niña que apenas aprende a caminar,
y ya sabe hacia dónde quiere ir,
a tus brazos.

Son las dos de la mañana,
y no puedo dormir,
aún resuena en mi cabeza el:
"has tardado,
pero llegaste,
por fin estás aquí"
y sonrío como una idiota.

He visto al cielo,
y hay una luna llena preciosa,
le he pedido un deseo:
tú.

lunes, 21 de mayo de 2018

Canciones


Tararea bajito su canción favorita,
come cereal como siguiendo la pista de una canción de rock,
camina como esos famosos apunto de entrar al escenario.

Niña bonita.

Frágil como una pieza de vals,
explosiva como el solo de Jimi Hendrix,
adictiva como los clásicos de los Beatles.

Pero la nena no llora,
no lo hace más.

Desde que la conozco,
la vie en rose,
porque todos los grises se desvanecen,
cuando ella llama a la puerta,
que si se queda,
puedo hasta el mundo cambiar.

Te he mirado y de repente:
it was all yellow.

Como aquel cover que es mejor que la versión original,
pero a ella nadie la copia,
y que ni lo intenten,
qué desperdicio de tiempo.

La niña con la sonrisa rota,
le he preguntado si ha querido quedarse un rato más.

Por mi,
que se quede toda la vida.

Mi nuevo vicio.

Me han dicho que escribiera sobre el arte,
y he escrito sobre la música,
y qué es música,
sino amor,
y qué es amor,
si no hablo de ti.

Eres perfecta,
para,
perfecta para mi,
mi amor.

Conciertos,
solos de batería,
bailes en el centro de la pista,
canciones de Alborán,
tú,
siempre tú.

Niña bonita.

martes, 15 de mayo de 2018

Salió mal.


Salió mal,
como todo aquello que deseas con tantas fuerzas,
que salga bien.

Salió mal,
como todo el mundo esperaba,
como los demás sabían que iba acabar,
como esas veces que me advertían de ti.

Así,
salió mal.

Escogiste huir,
navegar en otras bocas,
descubrir nuevos mundos,
mas allá de mis conversaciones.

Escogiste faldas,
tacones,
y lápiz labial.

Bares,
whisky,
cigarrillos,
y polvos casuales.

Cuando yo a ti,
te daba domingos eternos,
días de sol y playa.

Salió mal,
porque cuando volteaba a ver,
tú mirabas otras piernas,
y así
¿cómo esperabas que saliera bien?

Ya,
que no voy a reprocharte nada,
que tú no eres de los que se enamora,
que no haces promesas,
que a ti el "para siempre" te queda demasiado grande.

Pero
dime,
cómo no iba a pensar que sería diferente
si al decir mi nombre
reías como un niño de secundaria.

Si te ponías nervioso cada que me acercaba,
si mirándome a los ojos,
juraste nunca hacerme daño.

Pero salió mal.

Y ¡qué bueno!

Me diste la oportunidad,
para que alguien más,
sí que me saliera bien.

domingo, 6 de mayo de 2018

Hogar.


Quiero quedarme a vivir,
en el segundo precioso
en el que volteo a ver,
y tú me estas mirando.

En esa sonrisa traviesa,
de haber descubierto un secreto,
el nuestro.

El que me susurras cada noche antes de dormir.

Quiero quedarme a vivir
en el brillo de tus ojos,
son como atardeceres en la playa,
arcoiris en una tarde lluviosa,
como caminar de prisa,
y que de la nada suene tu canción favorita,
que los autos te cedan el paso,
que los semáforos estén todos en verde.

Quiero quedarme a vivir
en esa mueca que haces cuando niegas con la cabeza,
con esa expresión única de: y ahora ¿qué voy hacer contigo?
me dices,
¿qué voy hacer sin ti?
te replico.

Quiero quedarme a vivir en el silencio
que hace cuando estamos a punto de besarnos,
en la manera que parece que respiramos el mismo aire,
y de repente me falta oxígeno,
porque me parece imposible que tú estés cerca,
devolviéndome las rimas,
inventándote risas.

Me parece imposible que me estés queriendo.

Quiero quedarme a vivir en tu canción favorita,
en tu película predilecta,
en todas tus noches de viernes,
quiero quedarme a vivir en todo lo que te haga feliz.

Y así,
sonreír por el simple hecho,
de voltear,
y verte ahí.


miércoles, 2 de mayo de 2018

Cuéntalo.


Tenía doce años,
lo recuerdo,
llevaba un short blanco,
hacía calor,
¿qué esperaban que usara?

Los primeros comentarios obscenos en la calle,
mamá me dijo que no prestara atención,
que no valía la pena,
que tocaba acostumbrarme.

Acostumbrarme,
exacto,
como si escuchar cosas desagradables deberían ser parte de mi rutina.

Tenía quince,
llevaba el uniforme del colegio,
falda por debajo de la rodilla,
blusa larga y corbata;
reía con mis amigas,
pero a un chico le pareció graciosísimo
tocarme las nalgas mientras salía corriendo
con aires de superioridad.

No, no llevaba ropa corta,
no hacía gestos sensuales,
pero sin embargo alguien se le dio por pensar
que yo no tenía decisión alguna en quién podía o no tocarme.

A los dieciséis tuve que sacar a mi hermano menor de una pelea,
porque un grupo de hombres adultos habían dicho:
"que estaba tan buena que me comerían entera",
"tranquilo Paúl, no pasa nada; vamos a la casa"
"esto siempre pasa"

Claro que para él era extraño,
él nunca va a entender lo que para nosotras significa salir a la calle.

Tenía dieciocho años,
y cometí el "error" de usar falda en la Universidad,
un profesor me dijo que le incitaba a pecar,
yo solo pude sentarme,
mientras todos reían.

Es que claro, fue mi culpa;
cómo iba a ponerme falda si en donde yo estudio
hace tanto frío.

Obvio,
si yo cuando elijo mi vestuario,
siempre pienso a quien voy a llamar la atención,
y que me encantaría recibir palabras de ese tipo.

Que si no me gustan sus "piropos"
entonces debo aprender a vestirme como monja.

Lo siento,
mi error.

Que si estoy solo con mis amigas en una discoteca,
automáticamente se piensa que estoy buscando a alguien,
¿segura que no quieres a nadie?
¿y quién te va a invitar a lo que quieras?
¿segura que no tienes novio?
si, si; ya mismo viene, y se va a enojar si me ve hablando contigo.

Porque hasta de mi situación sentimental me ha tocado mentir,
porque sí,
mi culpa
¿cómo no voy a salir de noche con algún hombre?

A los veinte,
regresaba de la Universidad,
bajé de mi colectivo,
y en la otra vereda se encontraban tres hombres completamente ebrios,
uno de ellos,
quería cruzarse a donde yo estaba,
por su condición,
se cayó,
y yo oré a Dios por eso,
salí corriendo.

Ahora,
en cada Fiesta de Quito o feriados,
por mi horario nocturno,
prefiero no ir a mis últimas horas de clase,
o coger un taxi.

Y eso es otro problema,
porque debemos llamar a una cooperativa,
o pedir a una amiga que anote las placas del carro,
y con el típico: por favor, me avisas cuando llegues.

¿Hasta cuándo?
Por favor, hasta cuándo.

Al igual que muchas estoy HARTA de tener miedo,
de simular que están mis padres esperándome en casa,
porque si alguien se entera que paso sola,
otro drama,
de no poder ir a un bar tranquila con mis amigas,
que si una sale,
todas tenemos que ir tras ella,
porque luego nosotras somos las malas,
que por qué no nos cuidamos,
que por qué no andamos en grupos numerosos.

Lo cuento porque puedo,
porque nadie ha apagado mi voz,
porque no quiero "acostumbrarme"
porque deseo,
anhelo,
dejar de preocuparme si mi hermana no contesta el teléfono,
si mamá se queda sola en casa,
si se me hizo tarde, y me alcanzó la noche.

Lo cuento porque quiero que esto acabe.




martes, 1 de mayo de 2018

Héroe


Papá corriendo para que no me caiga,
papá en la camilla del hospital contándome historias para que deje de llorar,
papá discutiendo conmigo por un ejercicio de matemáticas,
papá regalándome libros,
papá durmiéndose en las películas.

Desde muy niña lloraba un montón cuando tenías que irte de viaje,
cuando volvías pasaba horas mirando la puerta por si llegabas.

De niña eras mi héroe, mi superhumano, el mejor hombre del planeta,
han pasado veinte años y las cosas siguen exactamente igual.

Creo que eres la persona a la que más escribo,
es que de ti; se puede hacer un libro, con mínimo 1000 páginas,
letra arial, tamaño nueve,
y aún así,
me quedaría corta de todo lo que puedo contar.

Eres la persona por la que más he llorado,
solo con verte,
ahí;
acostado leyendo el periódico,
o ver como observas a mamá y le tomas mil fotos en nuestros viajes,
o que pases en las ferreterías como niño pequeño,
solo eso,
me provoca derramar lágrimas,
porque me parece tan absurdo que entre millones de personas,
sea yo,
la afortunada de tenerte.

Me parece injusto que el mundo no te conozca,
no sepa de tu magia,
de tu bondad,
de todo lo que puedes llegar hacer con una simple mirada,
con un solo abrazo, porque yo en tus brazos siento que de repente el mundo cobra sentido.

Y amo la forma en la que te miro, no como tú me observas,
capaz de alcanzar la luna si me lo propongo,
amo la manera en la que tú me haces mirarte y que podría pasar vidas haciéndolo.

Amo la forma en la que te amo papá,
tan desmedidamente,
tan irracional,
como si una parte de mi cuerpo haya sido creada solo para eso,
para quererte así,
no se me ocurre hacerlo de otra manera.

Que nadie tiene que explicarme qué es el amor,
yo ya lo sé,
claro que sé que es el amor
¿acaso no me has visto descubriéndolo cuando te miraba y tú estabas sonriendo?

Y aunque los años no pasan en vano, yo a ti, te veo cada vez más guapo.

No puedo imaginarte de otra forma,
no se me ocurre hacerte más perfecto.

No tengo nada más que decirte, porque todo esto ya lo sabes de memoria.

Papá, quédate aquí por siempre.

viernes, 27 de abril de 2018

Y me lo pregunto.



¿Aún pides deseos a las 11:11?
¿Me echas de menos?

¿Sigues riéndote tan escandalosamente?
¿Eres feliz?
¿Lo eres? ¿De verdad?

¿Sigues fumando dos cigarrillos diarios?
¿Y la cerveza? ¿La sigues detestando caliente?

¿Ya pagaste la multa de aquel diciembre?
¿Ya pintaste el cuarto? ¿O sigue teniendo ese amarillo horrible?

¿Aún sufres de insomnio?
¿Me echas de menos?

¿Y ella?
¿Le gusta el arte?
¿Le regalas flores?
¿La llamas ebrio?
¿Le calientas los pies cuando tiene frío?
¿Le sacas la lengua porque detestas decir adiós?

¿Me echas de menos?

¿Y la maestría? ¿Te inscribiste para este verano?
¿Por fin botaste esa camisa azul vieja?
Recordatorio: Comprar pantalones nuevos,
y un abrigo también.

¿Fuiste aquel concierto en Enero?
¿Ya empezaste ahorrar para un nuevo carro?
¿O irás a Grecia en Octubre?

¿Cuando piensas aprender inglés?
¿Terminaste el libro?
¿Empezaste Sense8?

¿Me echas de menos?

¿Aún sueñas con auroras boreales?
¿Ya aprendiste a estacionarte?
¿Y la cámara profesional? ¿La compraste?

¿Sigues yendo a pescar los domingos?
¿Y la moto? ¿Sigue parqueada?
¿Tu jefe? ¿Es el mismo?
¿Sigues deseando su muerte?
Recordatorio: Buscar un nuevo empleo.

¿Me echas de menos?

Y si pudieras volver en el tiempo,
¿te quedarías?
me lo pregunto.

domingo, 22 de abril de 2018

Fantasmas.


Hoy arreglando mi habitación,
encontré aquel papel en el cual escribí tu nombre
cientos de veces,
así como niña chiquita,
como si mantener ese retazo de hoja,
significara que tú no te marcharías.

Pero te fuiste,
lo hiciste;
después de habérme jurado que jamás te irías.

Cómo lo haces,
quisiera saber cómo.

Hice un tour a tus recuerdos,
me quedé en el
"en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido"
de Benedetti.

¿Recuerdas,
recuerdas aquel verso?
dime que sí,
que aún lo haces.

Que me ves sonriendo,
muerta de la risa,
en el asiento del copiloto
arrugando la nariz,
llevándote la contraria en absolutamente todo.

Que después de mí,
todas llevan mi nombre,
pero ninguna mi sonrisa.

Tengo atesorado en cuatro llaves
todas las miradas que nos hacíamos,
todas esas risas que compartíamos,
tu: "nos veremos pronto, lo prometo";
como si eso,
lograra que vuelvas a mi.

Pero ese pronto,
nunca llegó,
y yo jamás te volví a ver.

Y lo curioso,
es que ya no te echo de menos,
porque tú dejaste de estar,
incluso cuando estabas.

Y uno se termina acostumbrando ¿no?

Y aunque yo no te esté extrañando,
espero tú estés anhelando mi regreso,
porque esta vez es tu turno.

Te toca a ti,
desear que vuelva.


domingo, 8 de abril de 2018

A la medida


Romántica empedernida,
dice mamá,
cuando trata de definirme.

Desde pequeña vivía enamorada de las películas de amor,
de los finales felices,
de cuentos de ficción.

Luego empecé a escribir.

Retrataba,
recitaba,
creaba versos de un amor que creía imposible,
épico,
inalcanzable,
difícil de hallar.

Me repetía que la vida es más complicado que eso,
que debía aprender a conformarme,
y ¡qué bueno que jamás lo hice!

Es que ni porque hubiera tenido un pincel,
lápiz y papel,
y pudiera haberte dibujado a mi antojo,
ni así,
te hubiera hecho tan perfecto,
tan imperfecto,
tan para mí.

Hasta tus defectos encajan con los míos.

Y así va la cosa.

Tu presente y tu futuro,
miden los mismos pasos que los míos,
que del pasado hablamos luego.

A la medida.

Como dos piezas de un puzzle
que se creían extraviadas,
y después de tanto buscarse,
se hallaron en la canción adecuada.

No dejemos de bailar.

Que si caigo
que sea en los centímentros
que me separan de tu boca.

Como mi "uno en un millón",
una estrella fugar,
un eclipse solar,
y cualquier otro fenómeno
que es muy poco probable que ocurra.

Así, exactamente así,
tú,
a la medida.

viernes, 16 de marzo de 2018

Pendientes.


Quiero pensar que aún quedan cervezas por beber,
conversaciones sobre si la luna o las estrellas,
si Madrid o París,
si salir o quedarnos en casa.

Quiero imaginar que aún existe un momento
en donde sí seremos tú y yo,
caminando de la mano,
como si el mundo nos perteneciera
si estamos juntos.

Que dentro de algunos años,
recordarás el camino a casa,
como si nunca hubieras dejado de venir,
esperaras en el portón,
y dirás: "hoy estás más bonita que nunca";
y así,
todos los días.

Como si esos tres años tarde,
hayan significado un viaje de fin de semana,
y nada más que eso.

Me preguntarás sobre el trabajo
si el perro ha dejado de escaparse por las noches,
si ya no tengo miedo a la oscuridad.

Y volveremos al verano que supone una vida contigo,
después de tanto invierno
no nos sentaría mal unas vacaciones;
a tu lado siempre es viernes noche.

Puedes irte,
no te preocupes,
tenemos un "te quiero" pendiente.

lunes, 12 de marzo de 2018

Mi turno


Después de tantos errores,
desfalcos,
"bueno, creo que esta vez me lo merecía"

De justificar equivocaciones injustificables,
de querer a destiempo,
de llegar impuntual,
siempre fuera de hora.

De tantos corazones sin coser,
de recorrer caminos a la mitad
y darme cuenta tan tarde,
que ese no me llevaba a ningún lado,
que no me llevaba a ti.

Después de haber tirado la toalla tantísimas veces,
de decirle a medio mundo
que esta vez
"estaba mejor sola"
llegaste.

Como quien no quiere la cosa,
parecías analizarme mil y un veces,
me mirabas como si fuera un ser extraño,
y en una de nuestras tantas borracheras
confesaste que el día que me conociste
pensabas que era de otro mundo
¿por qué?
aún no tengo idea.

Me acariciaste los miedos,
besaste mis defectos,
y hasta ellos empezaron a quererte.

Y me tocó acertar,
teniéndote a ti de la mano,
se me antoja que todo lo que hago
es algo así como perfecto.

Me curaste,
me vendaste,
me hiciste sonreír como aquella niña
que lee su primer libro
y quiere alardear con los demás.

Y aquí estoy,
presumiéndote un poquito,
porque me parece muy egoísta que sea yo,
la única afortunada de conocer tu magia.

Y como hay cosas que no sanan con el tiempo,
a mí me tocó tropezarme con tu sonrisa
y ¡qué bonito!

Era mi turno,
eras MI turno.

martes, 27 de febrero de 2018

Obra final.


Y se cierra el telón,
nadie aplaude,
todos lloran desconsoladamente,
decepcionados,
alcancé a escuchar: ¿ y la protagonista?
y no atiné a responder.

Te retiras, tal como llegaste,
de una manera inesperada,
y cierras con broche de oro,
dejando a todo el mundo con ganas de más.

De más risas,
de más bailes,
de más consejos,
de más de ti.

Y ya no estás.

Es tan extraño hablar de ti en pasado,
porque yo te sigo viendo,
sigo tropezando contigo,
en cada pasillo,
en cada aula de clases,
sigo escuchando tu voz,
May,
tú sigues aquí.

Y me sonríes,
siempre me sonríes.

¿Hace frío allá?
Aquí llueve,
todos los días.

Te extrañamos.

Eras tan buena,
tanto,
que aún ahora que no estás,
nos sigues enseñando tantas cosas, como:
que nunca está de más un te quiero,
un te extraño,
un abrazo,
un: "a la mierda, no todo estará bien,
pero estoy aquí, contigo."

Nos enseñaste, también;
que no siempre estamos en las buenas,
pero en las malas,
nadie falta.

Que la vida es tan fugaz,
tan inexplicable,
y tan hija de puta,
que hay que hacerla valer.

Ahora nos toca seguir con la función;
fingir un poco,
actuar mejor;
por ti,
reír,
llorar,
sentir,
porque ya no estás,
y te lo debemos.

Dejas un hueco enorme,
grietas irreparables,
pero ese es el costo de haber sido los afortunados
de poder verte actuar,
yo pago gustosa cada una de mis deudas.

Recién te fuiste,
y ya te estamos echando de menos.

Cuídate,
y cuídanos siempre.

Estás mas viva que nunca May.

Te queremos,
y lo haremos siempre.